Las autoridades ucranianas hicieron ayer oídos sordos al ultimátum insurgente y prosiguieron su ofensiva contra los bastiones prorrusos de la región de Donetsk, en el este del país, epicentro de la sublevación desde abril.

El presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, aseguró que Kiev sólo suspenderá la "operación antiterrorista" si los rebeldes deponen las armas y liberan a los secuestrados. "La operación antiterrorista se lleva a cabo para defender a los ciudadanos ucranianos", subrayó.

Turchínov subrayó que las autoridades "están a favor de la vía pacífica, de la cooperación, de las negociaciones y del diálogo", en alusión a la mesa de unidad nacional que celebrará su segunda ronda el sábado en Donetsk.

Las tropas gubernamentales realizaron ayer varias incursiones militares exitosas junto a las ciudades de Slaviansk y Kramatorsk, baluartes de los rebeldes.

Según el Gobierno de Kiev, las fuerzas de seguridad "limpiaron", en un radio de cinco kilómetros el entorno a la torre de televisión que repite la señal de los canales ucranianos para las Kramatorsk o Slaviansk.

Esta información fue refutada por los rebeldes, que cifraron en once las bajas en las filas gubernamentales, además de 24 heridos, frente a un miliciano muerto.

En el terreno político, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, advirtió a Rusia de que el Gobierno de Obama está dispuesto a imponer a Moscú más sanciones económicas si trata de alterar las elecciones en Ucrania previstas para el 25 de mayo.

Mientras, la ex primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko propuso convocar un referéndum sobre la integridad territorial del país y su ingreso en la Unión Europea y la OTAN, coincidiendo con las elecciones presidenciales.