Al menos seis personas murieron y unas 40 resultaron heridas en un ataque suicida perpetrado hoy contra las oficinas de los servicios de inteligencia afganos en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, informaron fuentes oficiales.

El ataque tuvo lugar durante la madrugada local en Jalalabad, la capital provincial, cuando un insurgente detonó los explosivos que portaba en las cercanías del centro de inteligencia, afirmó al canal afgano Tolo el portavoz del gobernador de Nangarhar, Zia Abdulzai.

Según el portavoz, la explosión buscaba abrir el camino para que un segundo atacante suicida penetrase en el recinto, pero este fue detenido de un disparo por las fuerzas de seguridad afganas.

A continuación se produjo un tiroteo entre las tropas que protegían las instalaciones y otros insurgentes, aunque a primera hora de la mañana local Abdulzai no aclaró si el combate había finalizado.

El portavoz explicó que entre los heridos hay diez civiles, sin aportar más detalles sobre la identidad de los fallecidos.

Fuentes hospitalarias confirmaron la llegada de seis fallecidos y 40 heridos.

Un portavoz talibán, Zabiulá Mujahid, reivindicó el ataque contra las oficinas de los servicios de inteligencia afganos de "numerosos" insurgentes, "que portan armas ligeras y pesadas", recoge la agencia local AIP.

Los atentados suicidas son, junto a los artefactos explosivos improvisados (IED, siglas en inglés), los métodos más recurrentes de los talibanes para atacar a las fuerzas afganas e internacionales, aunque en la práctica causan un elevado número de víctimas civiles.

Afganistán atraviesa una de sus etapas más sangrientas después de que el año pasado las fuerzas de seguridad afganas se hicieran responsables de la seguridad tras la retirada paulatina de la ISAF, que culminará definitivamente a finales de 2014.

Además, el país asiático se encuentra todavía en pleno proceso electoral con el recuento de los votos de las elecciones presidenciales tras las denuncias de fraude, una auditoría que ha pospuesto la toma de posesión del nuevo mandatario afgano.

A pesar de la retirada de la OTAN, Estados Unidos ha anunciado que mantendrá a unos 9.800 soldados en territorio afgano hasta finales de 2016.