Las fuerzas iraquíes y kurdas lograron ayer liberar la localidad de Amirli, de mayoría chií y asediada desde hace dos meses y medio por el yihadista Estado Islámico (EI), lo que hacía temer una masacre de civiles.

Una fuente de la inteligencia militar iraquí informó de que, además de evitar un genocidio entre la población de mayoría chií, esta operación permitió al Ejército controlar una zona estratégica que une varias urbes.

Otro objetivo de esta operación era evitar que los yihadistas suníes perpetraran una masacre entre la mayoría chií y turcomana que vive en Amirli, de unos 15.000 habitantes y a unos 200 kilómetros al norte de Bagdad, a la que consideran "apóstata", tal y como ya hicieron en otras ciudades con la minoría kurda yazidí.

Desde hace más de dos meses, varias zonas en las periferias de Tuz, Suliman Bek y Amirli, todas ellas en la provincia de Saladino, al norte de Bagdad, permanecían en manos del EI.

Las fuerzas iraquíes recuperaron ayer durante la misma operación las poblaciones cercanas de Al Salam, Yankaya y Anyana, además de cuatro centros rurales.

La fuente de la inteligencia militar destacó que la resistencia de la población local pudo impedir que los yihadistas invadiesen la ciudad, pese a las ofensivas que lanzaron para ocuparla, y resaltó que una de las batallas duró seis horas.

Agregó que las fuerzas iraquíes se basaron en el "elemento sorpresa" y en evitar desplazarse por las carreteras habituales que, según la fuente, estaban llenas de artefactos y minas.

Añadió que durante esta operación, que empezó a primera hora, la aviación iraquí, que apoyaba a las fuerzas terrestres, lanzó 20 bombardeos aéreos contra las posiciones del EI en las afueras de Amirli.

En la ofensiva militar de ayer murieron al menos nueve soldados y dos combatientes voluntarios y cerca de una treintena sufrió heridas, mientras que las fuerzas iraquíes mataron a 16 yihadistas.