La corrupción sigue siendo uno de los grandes problemas de Rumanía, donde este domingo se celebran elecciones presidenciales, precisamente tras una campaña llena de escándalos que han salpicado a los principales candidatos.

Perpleja, la ciudadanía rumana ha visto en las últimas semanas como un candidato detrás de otro se ha n visto envueltos en nuevos escándalos, incluido el primer ministro, Victor Ponta, el gran favorito para ganar la primera ronda electoral.

Hace diez días, el líder socialdemócrata se vio obligado a cesar a varios de sus colaboradores más cercanos, entre ellos al jefe de su campaña pero también a su propio suegro, un influyente diputado, ambos acusados de tráfico de influencias.

Además, el presidente saliente, Traian Basescu, gran enemigo político del primer ministro, acusó a Ponta en plena campaña de que durante sus años como fiscal trabajaba al mismo tiempo como agente de los servicios secretos, algo incompatible según la Constitución.

Estas acusaciones afectaron poco a la imagen de Ponta, quien lidera con claridad las encuestas con un 40 por ciento de apoyos y que en una probable segunda vuelta, el 16 de noviembre, ganaría con un estimado 55 por ciento de los votos.

Su principal rival es el líder liberal, Klaus Iohannis, segundo en intención de voto con el 30 por ciento.

También Iohannis, alcalde de Sibiu y el político de la minoría alemana más importante de las últimas décadas, se ha visto envuelto en acusaciones de excesos en el ejercicio de cargos públicos.

Y es que Iohannis está a la espera que se pronuncie la Justicia sobre una presunta incompatibilidad de cargos en la que pudo incurrir cuando era regidor y, al mismo tiempo, consejero de la empresa municipal de aguas.

Ejercer ambos cargos al mismo tiempo está vetado por la ley y si la Justicia falla en su contra podría inhabilitarlo en caso de ganar las presidenciales.

La tercera candidata en intención de voto en las elecciones, la conservadora exministra de Turismo Elena Udrea, se vio esta semana también envuelta en una trama de corrupción.

Esta política, considerada una protegida del presidente Basescu, ha negado cualquier implicación en dos escándalos de corrupción por la supuesta concesión ilegal de contratos millonarios.

En esos casos, que se conocieron también en plena campaña electoral, han sido acusados nueve exministros, además de numerosos empresarios, entre los que ha sido detenido el exmarido de Udrea.

Según la Fiscalía rumana, los acusados se habrían embolsado unos 20 millones de euros por unos contratos firmados con el gigante Microsoft en 2004 para modernizar los equipos informáticos en el sistema educativo.

Pero el nombre de Udrea aparece también en otro caso, en el que se sospecha del pago de 60 millones de euros por parte del consorcio europeo EADS a cambio de ganar el contrato para establecer el sistema de seguridad de fronteras.

Ante estas acusaciones, la conservadora, cuyos votantes podrían ser clave para determinar al ganador de una probable segunda vuelta electoral, acusó a Ponta y a Iohannis de "esconderse detrás de estas maniobras electorales" para que se retire de la carrera.

Un portal rumano publicó este jueves unas fotografías de Udrea paseando por París en un viaje privado en compañía de la jefa de la Fiscalía contra el crimen organizado.

La candidata respondió a esas fotos afirmando que el Estado malgasta dinero público para espiar sus actividades privadas.

Basescu advirtió de que no dejará su cargo hasta que él mismo clarifique la implicación de los servicios secretos en esta campaña.

"Parece ser una guerra a vida y muerte entre el servicio rumano de inteligencia y el servicio de inteligencia exterior, puesto que se están disputando el poder antes de cambiar de patrón (el presidente)", explica el periodista Dan Tapalaga.

"Esto demuestra que Rumanía tiene un grave déficit democrático cuando los servicios secretos se implican en una campaña electoral", agregó el analista.

En el trasfondo parece haber una lucha por el control de la Justicia y de las instituciones estratégicas del Estado, señala la prensa local y numerosos analistas, como Laura Stefan, una abogada especializada en corrupción.

"Ante la ausencia de debates (electorales) verdaderos, sólo hemos oído hablar de sobornos detectados por la Fiscalía y sesiones del Parlamento sobre cómo proteger a los diputados investigados", criticó la jurista en declaraciones a Efe.

Y en el probable caso de ganar las elecciones, Ponta se verá presionado por sus "amigos políticos" involucrados en casos de corrupción, para que sean indultados, vaticina Stefan.