Las grandes potencias e Irán apuran hoy las últimas horas de negociación para firmar un documento que asegure que Teherán no puede desarrollar armas atómicas a corto plazo, sin que haya certeza sobre si algún tipo de acuerdo es posible o si será necesario prolongar un diálogo que empezó hace un año.

El ministro de Exteriores de China, Wang Yi, que se ha sumado hoy a sus colegas de EEUU, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania, aseguró que la jornada de hoy será "crucial" e insistió en que, con la voluntad política necesaria, aún es posible llegar a un acuerdo.

Esos países, reunidos en el llamado Grupo 5, lanzaron hace un año un proceso negociador con Irán con el objetivo de limitar su programa nuclear de forma que sea apto para actividades civiles pero no pueda desarrollar la bomba en un plazo de, al menos, un año.

"Deseamos llegar a un acuerdo completo", declaró Wang antes de reunirse con su colega iraní, Mohammad Yavad Zarif.

El ministro chino planteó los dos escenarios más factibles para esta negociación: algún tipo de acuerdo, que podría ser no definitivo y precisar aún más debate, o directamente prolongar aún más los contactos.

El Departamento de Estado de EEUU informó hoy de que su titular, John Kerry, se reunirá de nuevo con Zarif, el séptimo encuentro en cinco días, y luego con sus colegas del G5.

También habrá un encuentro plenario con todas las partes.

Aparte de estos intensos contactos en Viena, está previsto que el presidente ruso, Vladimir Putin, telefonee hoy a su homólogo iraní, Hasán Rohaní.

Este esfuerzo negociador arrancó el pasado noviembre con una hoja de ruta por la que Irán se comprometió a paralizar parte de su programa nuclear a cambio de un cierto relajamiento de las sanciones internacionales que estrangulan su economía.

Los seis meses de plazo de este proceso fueron prorrogados el pasado julio, cuando se fijo el 24 de noviembre como la fecha tope para llegar a un acuerdo.

La creciente posibilidad de que se acuerde otra extensión de las negociaciones o, incluso, de que se firme un simple acuerdo marco que tarde meses en poder aplicarse, podría ser un triunfo para los sectores más duros, tanto en Washington como en Teherán, que han criticado desde el principio que se dialogue con un país "enemigo".

La cantidad de combustible nuclear, de uso militar y civil, que se permite producir a Irán, la velocidad a la que se deben levantar las sanciones y el tiempo durante el que el programa debe ser sometido a exhaustivos controles son los principales asuntos que impiden aún un acuerdo.