El presidente de EEUU, Barack Obama, ha finalizado pletórico el que iba camino de ser su peor año en la Casa Blanca a causa de la crisis con Rusia, el auge de los yihadistas del Estado Islámico (EI), la llegada del ébola al país y la victoria de los republicanos en las elecciones legislativas.

Obama comenzó 2014 con la promesa de que sería un año de acción, pero muy pronto vio que la oposición -especialmente los legisladores republicanos de la Cámara baja encabezados por John Boehner- no se lo iba a poner nada fácil.

Así, Obama decidió actuar por su cuenta con la autoridad ejecutiva que le otorga la ley y fue aprobando una serie de decretos, la mayoría económicos, para reducir el desempleo de larga duración, fomentar la innovación manufacturera o ampliar el acceso a las nuevas tecnologías en las escuelas.

A principios de año comenzó también la crisis con Rusia por la anexión de Crimea y, más adelante, por el apoyo de Moscú a los separatistas del este de Ucrania.

Aunque la tensión al respecto persiste y, de hecho, Obama ha firmado esta semana una ley por la que el Congreso le autoriza a adoptar nuevas sanciones contra Rusia, a mediados de año el auge del EI se convirtió en el principal quebradero de cabeza para el presidente estadounidense.

Tras haber llegado a la Casa Blanca con la promesa de acabar con las guerras en Irak y Afganistán, Obama ordenó en agosto la puesta en marcha de una campaña de ataques aéreos selectivos contra el EI en el primer país y, un mes después, extendió la ofensiva a Siria, poniendo fin a una larga reticencia a intervenir en el conflicto armado en esa nación.

El presidente recibió duras críticas por minimizar la amenaza yihadista, según muchos, y empezar "tarde y mal" la campaña contra el EI.

También durante el verano, Obama tuvo que hacer frente a una oleada de menores inmigrantes, en su mayoría de Honduras, Guatemala y El Salvador, que llegaron solos a la frontera sur de EEUU y, por otro lado, comenzaron a confirmarse casos de ébola en el país, seguidos en octubre de los primeros contagios en suelo estadounidense.

En este panorama ya perjudicial para Obama a pocas semanas de la celebración de las elecciones se coló el escándalo por los fallos de seguridad del Servicio Secreto, el cuerpo encargado de proteger al presidente y su familia, que derivó en la dimisión de su directora, Julia Pierson.

El mandatario, con una popularidad en caída, y su Partido Demócrata sufrieron un fuerte batacazo en las legislativas del 4 de noviembre, en las que los republicanos ampliaron su mayoría en la Cámara de Representantes y se hicieron también con el Senado, por lo que controlarán la totalidad del Congreso a partir de enero.

Pero, cuando muchos analistas y medios daban por acabada su presidencia con dos años de mandato todavía por delante, Obama renació.

La primera pista de su resurgir la dio durante su gira asiática en noviembre con el anuncio de un ambicioso acuerdo entre Estados Unidos y China para la lucha contra el cambio climático.

A su regreso a Washington y, como él mismo dijo, cansado de esperar un movimiento de los republicanos en el Congreso para aprobar una reforma migratoria, anunció unas medidas ejecutivas que permitirán la regularización temporal de 5 de los más de 11 millones de indocumentados que residen en el país.

Y esta semana Obama ha vuelto a demostrar que quiere hacer historia con el anuncio de un acuerdo para normalizar las relaciones diplomáticas con Cuba, rotas desde 1961, algo que se negoció en secreto durante un año y medio y nadie vio venir.

Con la economía en buena forma y niveles mensuales de creación de empleo que no se alcanzaban desde 1999, Obama empezará 2015 con varios frentes abiertos a nivel doméstico, entre los que destacan la búsqueda de una reforma impositiva, el impulso a las infraestructuras y convencer al Congreso de que apruebe una subida del salario mínimo.

En el exterior, a mediados de año se verá si las negociaciones con Irán sobre su programa nuclear han tenido éxito y Obama intentará que queden sellados los tratados de libre comercio que EEUU negocia con la Unión Europea (UE) y con los países de la región de Asia-Pacífico.

Además, en abril Obama prevé asistir en Panamá a la que será su última Cumbre de las Américas, en la que también participará Cuba.

De cara a los dos últimos años en la Casa Blanca "estoy motivado. estoy entusiasmado", declaró el viernes en su última conferencia de prensa del año antes de partir a Hawai para pasar allí las vacaciones navideñas.