El Gobierno ucraniano impuso ayer el régimen de máxima alerta en todo el territorio nacional ante el avance de las milicias prorrusas en el este del país, donde se disponen a sitiar el estratégico puerto de Mariúpol.

Además, declaró la situación de emergencia en las regiones de Donetsk y Lugansk, donde cientos de personas han muerto desde principios de año debido al recrudecimiento de los combates entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales.

"El objetivo de tal decisión es la plena coordinación de las actividades de todos los órganos de poder para garantizar la seguridad de los ciudadanos", aseguró Arseni Yatseniuk, primer ministro ucraniano.

Eso sí, el Parlamento ucraniano descartó ayer que se proponga abordar hoy la imposición del estado de excepción tras el ataque del sábado contra Mariúpol (Donetsk), que se cobró 30 muertos y más un centenar de heridos.

Poroshenko califica el ataque como crimen contra la humanidad y acusa a Rusia

Al respecto, el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, acusó ayer a los rebeldes de bombardear barrios residenciales de esa ciudad, principal puerto en el mar de Azov y sede del Gobierno regional de Donetsk leal a Kiev.

Poroshenko tachó el ataque de "crimen contra la humanidad" y acusó a los insurgentes y a Rusia de ignorar los acuerdos de paz de Minsk, en el que ambos bandos se comprometieron a mantener sus posiciones a mediados de septiembre.

Y recordó que los rebeldes "anunciaron públicamente el inicio de la ofensiva sobre Mariúpol unas contadas horas antes de la terrible tragedia".

La toma de Mariúpol sería un revés definitivo para la moral de las fuerzas ucranianas, ya que permitiría a los rebeldes crear un corredor terrestre entre la frontera rusa y la anexionada península de Crimea.