La derrota del Estado Islámico (EI) en Kobani ha demostrado que el grupo yihadista no es invencible en Siria, y podría suponer una afrenta a la moral de sus combatientes, cuyas deserciones han aumentado en los últimos meses.

Desencantados con el "califato" del EI, decenas de yihadistas en la provincia de Al Raqa, su bastión principal en el territorio sirio, han abandonado el grupo en los últimos meses, según sostienen activistas en la zona.

No obstante, advierten, es todavía temprano para saber si la expulsión el lunes pasado del EI de Kobani, símbolo de la resistencia kurda contra los radicales, animará a más extremistas a dejar la organización.

El activista Abderrahman Saleh, próximo al Frente Islámico, una de las principales alianzas rebeldes, resta importancia, en declaraciones a Efe por internet, a este logro de las fuerzas kurdas porque "Kobani es una ciudad pequeña. Ni mucho menos es el final del EI".

En su opinión, los radicales son todavía muy fuertes y las grandes batallas tendrán que librarse en lugares como Al Raqa, donde si algún día son vencidos empezará a haber deserciones en bandada.

Aun así, ya se han dado casos de yihadistas en esa provincia que ha escapado del grupo, que no parece dispuesto a admitir disidencias.

Un activista que ha tenido la oportunidad de conocer a algunos de los que abandonado el EI es Abu Bakr, de la opositora Red Sham en Al Raqa.

Según él, al menos doce miembros del EI, en su mayoría saudíes, desertaron hace una semana y en su huida liberaron a seis prisioneros de la organización rival Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria.

Esta información ha sido confirmada también a Efe por el activista del grupo "Al Raqa está siendo masacrada en silencio" Abu Mohamed, que agrega que los fugados no han salido de Siria y que están en paradero desconocido.

Abu Bakr destaca que en los últimos meses ha habido decenas de militantes de distintas nacionalidades de la organización yihadista que han escapado, de forma individual o colectiva.

"El común denominador que encontré en aquellos con los que hablé es el arrepentimiento. Todos ellos descubrieron que el EI es tan solo un instrumento para sus emires y que sus servidores son únicamente una herramienta para la supervivencia de esos emires", indica.

En el EI hay combatientes de primera y segunda clase. "En la primera fila, están sus líderes y detrás de ellos los milicianos que deben avanzar para sobrevivir", dice Abu Bakr, que ha tenido contacto con desertores sirios y de otras nacionalidades árabes, pero ningún occidental.

Para este activista, Kobani es importante para el EI, porque allí han muerto más de un millar de sus guerrilleros, "que fueron enviados a una batalla que no estaba claro que iban a ganar, lo que puede causar desánimo en sus huestes".

Sin embargo, salirse de las filas del EI no es sencillo. Para ello, los desertores recurren a gente que trabaja en secreto en contra de los extremistas en Al Raqa y que les garantizan un camino seguro, o bien se marchan por su cuenta o en colaboración con alguna facción rebelde rival.

Que no es fácil desertar del EI lo demuestra el hecho de que esta organización ha ejecutado a decenas de sus militantes por contravenir sus órdenes.

Abu Mohamed pone el ejemplo de dos yihadistas que fueron asesinados la semana pasada por su "mal comportamiento".

Para este activista, el principal motivo de las deserciones dentro del EI es "el miedo de los combatientes a derrumbarse" a la hora de cumplir sus misiones.

"Les mandan a frentes considerados suicidas, como por ejemplo el frente de Kobani o a los frentes en Irak, adonde han ido muchos milicianos procedentes de Siria", reflexiona.

El destino de los desertores es en la mayoría de los casos incierto. "Unos pocos se han unido al Frente al Nusra o a los Libres de Sham, pero la mayoría acaban en paradero desconocido", apunta Abu Mohamed, que no tiene constancia de deserciones de occidentales.

El califato, proclamado en junio por el EI en Siria e Irak, ha atraído a miles de yihadistas de todo el mundo a estos dos países para adherirse al grupo, que avanzó de forma muy rápida durante los meses siguientes.

Ahora que parece que su progreso se ha frenado por los bombardeos de la coalición y con derrotas como la de Kobani o la de Diyala, en Irak, falta por ver si será capaz de mantener esas lealtades.