El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció hoy que el consejo de gobierno decidió ampliar la liquidez para Grecia pero no comprará su deuda soberana mientras se produzca la revisión del programa de rescate, ni tampoco la de Chipre.

El consejo de gobierno aprobó en su reunión en Nicosia incrementar la provisión urgente de liquidez para los bancos griegos en 500 millones de euros, hasta 68.800 millones de euros.

El consejo revisa cada dos semanas esa cantidad y puede suspender el programa de provisión urgente de liquidez con una mayoría de dos tercios si considera que los riesgos son demasiado elevados y que no habrá posibilidades de recuperar el dinero.

Los bancos griegos pueden conseguir liquidez a través del Banco de Grecia, aunque es mucho más cara que la que ofrece actualmente el BCE en sus operaciones ordinarias de refinanciación al 0,05 %.

Draghi destacó en la rueda de prensa tras la reunión del BCE en Nicosia -la entidad celebra tradicionalmente dos reuniones de política monetaria al año fuera de su sede central en Fráncfort- que los bancos griegos son solventes y están bien capitalizados.

En las últimas cinco semanas, el banco europeo ha incrementado la provisión urgente de liquidez para Grecia, que inicialmente estaba limitada a 10.000 millones de euros, hasta los 68.800 millones.

Grecia "está prácticamente en bancarrota pero todavía recibe financiación pública. Es una forma de retrasar la bancarrota, dando a los inversores la oportunidad de hacer una salida a expensas de la Comunidad de Estados", consideró el presidente del Instituto de Investigación Económica alemán (IFO), Hans-Werner Sinn.

Grecia tiene un endeudamiento de unos 320.000 millones de euros y sufre salidas de capital semanales de unos 2.000 millones de euros.

El BCE ha prestado a Grecia 100.000 millones de euros, el 68 % del Producto Interior Bruto (PIB) del país.

Los préstamos a Grecia, recordó Draghi, se han duplicado en los dos últimos meses.

"Lo último que se puede decir es que el BCE no ha apoyado a Grecia", consideró.

En el Centro de Conferencias Philoxenia de la capital de Chipre, país que introdujo el euro en 2008, Draghi dijo que los países bajo un programa de rescate no se pueden beneficiar de las compras de deudas soberanas durante el periodo de revisión del programa, como es el caso de Grecia y de Chipre.

Draghi, acompañado por la gobernadora del Banco Central De Chipre, Chrystalla Georghadji, explicó que la entidad monetaria pretende con ello no influir o interferir en las negociaciones.

Además, el BCE sólo puede comprar un máximo de un 33 % de deuda de un mismo emisor de bonos soberanos.

Draghi enfatizó que el BCE podrá comprar más deuda griega, a través de su nuevo programa de compra de deuda pública y privada, tan pronto como Grecia salde los bonos que el banco europeo compró en el primer programa de compra de deuda soberana en el mercado secundario entre 2010 y 2012, que vencen en julio o agosto.

Por su parte, Chipre, que tiene un programa de rescate de hasta 10.000 millones de euros, está sometido a un control de capitales desde marzo de 2013.

Georghadji precisó que "quedan muy pocos controles de capital activos actualmente en Chipre" y anunció que serán levantados antes de que acabe el primer trimestre del año.

"Los controles de capital fueron inevitables hasta la restauración de la confianza de los mercados financieros", manifestó la gobernadora,

Las medidas de austeridad que se aplicaron en Chipre "fueron muy dolorosas para el país y para su población" pero no había otro camino porque "deberíamos haber tomado las medidas mucho antes", afirmó Georghadji, un día después de que unos 3.000 chipriotas se manifestaran en contra de esas políticas.

El Eurogrupo ha interrumpido la concesión de la próxima ayuda a Chipre después de que su Parlamento suspendiera varias veces este año la implementación de la legislación sobre ejecuciones hipotecarias.