Los investigadores franceses avanzan en el análisis de los restos humanos encontrados en el lugar del siniestro del A320 en los Alpes franceses y ayer aseguraron que ya manejan el ADN de 78 individuos diferentes. Se trata de más de la mitad de los 150 ocupantes del avión, aunque todavía no se ha puesto nombre a esos restos, ya que para ello es preciso cruzar los datos extraídos en el laboratorio de campaña de Seyne-les-Alpes con las muestras recogidas a sus familiares y custodiadas en París.

La recogida de restos continuó al ritmo ya habitual que han impuesto los investigadores, con medio centenar de vuelos de helicóptero diarios y medio centenar de personas trabajando sobre el terreno, pero no se espera que termine antes de diez días.

Solo cuando termine ese laborioso proceso, los restos serán entregados a sus familiares. Es muy posible que la Fiscalía ordene análisis complementarios del piloto y el copiloto, tal y como reza el protocolo habitual en cualquier tipo de accidente.

La labor de recogida de restos está siendo lenta porque los investigadores franceses proceden a un minucioso peinado de la zona. Muchos de ellos se encuentran debajo del fuselaje del avión, lo que precisa de un gran esfuerzo para recuperarlos. Otros están enterrados en el terreno pedregoso.

Atención especial merece la segunda caja negra, que tras seis días de registro intensivo de la zona todavía no ha aparecido, pese a que su hallazgo ha sido considerado prioritario desde un primer momento. Los investigadores consideran que la violencia del choque a 700 kilómetros por hora contra una roca dura dificulta su hallazgo, pero confían en que la carcasa blindada en la que está instalada haya salvaguardado su contenido.

Mientras, la Fiscalía alemana guarda silencio sobre las investigaciones para esclarecer las circunstancias de la tragedia aérea y trascienden informaciones no confirmadas sobre el copiloto, así como detalles de los últimos momentos en la cabina del vuelo del avión siniestrado. Según el diario Bild en su edición dominical, Andreas Lubitz, el copiloto del vuelo de Germanwings que cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf estaba siendo tratado por un posible desprendimiento de retina, del que se desconoce, agrega el diario, si tenía origen orgánico o psicosomático. Con este problema, probablemente no pasaría el próximo control médico de junio y su empleador le habría prohibido volar en la cabina, afirma el diario, que concluye que Lubitz temía estar ante el fin de su carrera.

La Fiscalía de Düsseldorf, que se pronunció públicamente por última vez el viernes, informó entonces del hallazgo durante el registro de la vivienda de Lubitz y de la de sus padres de varios documentos que arrojan luz sobre la situación personal del copiloto. Entre estos documentos, precisaba la Fiscalía, figuran "bajas médicas, actuales e, incluso, vigentes para el día de los hechos, hechas pedazos", lo cual permite concluir que el copiloto ocultó la enfermedad a su empleador.

El "Bild" agregó ayer que los agentes encontraron recetas de psicofármacos para tratar trastornos bipolares, así como gran cantidad de somníferos. El diario destaca que los policías hallaron, además, psicofármacos sin abrir, lo cual apunta a que Lubitz pudo haber dejado de medicarse, algo que los investigadores esperan determinar a partir del análisis de los restos del copiloto, hallados anteayer en el lugar de la tragedia.