Un sacerdote irlandés, de 59 años, ha sido condenado a cuatro años de cárcel por pagar 4.000 euros a tres militantes de una escisión del IRA para que amenazasen a su sobrino, confirmaron hoy fuentes judiciales.

Francis Kelleher, antiguo capellán del Mercy University Hospital de la ciudad de Cork, al sur de Irlanda, se había declarado culpable de cuatro delitos de coerción cometidos al contratar los servicios de miembros del IRA de Continuidad (CIRA), grupo terrorista disidente del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA).

Durante el juicio celebrado en la Corte de lo Penal de Cork, el religioso, adscrito a la diócesis de Cork y Ross, reconoció que pagó 4.000 euros a los militantes republicanos para que amenazasen a su sobrino Niall Kelleher y le obligaran así a retirar una demanda civil presentada contra él en 2012.

Según el testimonio del agente policial encargado del caso, Micheal O''Regan, los tres mercenarios visitaron primero a la víctima en su lugar de trabajo en junio de 2012 y continuaron después con sus amenazas a través de tres llamadas de teléfono efectuadas entre junio de ese año y enero del siguiente.

Durante esos siete meses, señaló el agente, los terroristas, que se identificaron desde el primer momento como miembros del CIRA, lanzaron amenazas del tipo: "Retira la demanda o morirás", "esta es tu última oportunidad", "la has fastidiado" o "Niall, eres un buen tipo, pero me han pagado para que me ocupe de ti".

O''Regan aseguró que se tomaron "muy en serio" las amenazas de muerte lanzadas contra Kelleher, quien está casado y padre de tres hijos y que todavía, dijo, "necesita protección policial".

El sacerdote, quien ha pedido perdón a su sobrino, confesó durante el juicio que los tres miembros del CIRA le informaron cada vez que contactaron con su sobrino para amenazarle y pedirle que abandonara su acción civil, cuyo contenido no ha sido revelado durante el proceso.

Tras conocerse la sentencia, el obispo de Cork y Ross, John Buckley, emitió un comunicado para "simpatizar sinceramente" con aquellos "cuyas vidas fueron amenazadas o puedan haber sido perjudicados en modo alguno por estos eventos."

"Lamento profundamente que cualquier persona pueda cometer este tipo de delitos y, sobre todo, que en este caso lo haya hecho un sacerdote", agregó el obispo.