Ante el avance del grupo yihadista Estado Islámico (EI), el escritor marroquí Tahar Ben Jelloun insta al mundo musulmán y a Europa a movilizarse en defensa de sus valores, al tiempo que desea que la ONU investigue quién financia y arma a esas "hordas de bárbaros".

"No comprendo ese avance extraordinario: han tomado Ramadi en Irak, Palmira en Siria, van a destruir a seres humanos y una bella ciudad patrimonio de la humanidad", manifiesta en una entrevista telefónica con Efe desde París Ben Jelloun, quien acaba de publicar en español su ensayo "El islám que nos da miedo" (Alianza Editorial).

Una perplejidad que, según el premio Goncourt de 1987 por "La noche sagrada", comparten "millones de personas, musulmanes o no, laicos, humanistas, gente sencilla o cultivada".

Millones de personas que se preguntan, añade Ben Jelloun (Fez, 1944), "cómo el Daech (acrónimo árabe de EI) progresa, avanza, ocupa ciudades, controla fronteras, saquea bancos, vende petróleo iraquí en el mercado negro, destruye museos, mata a mujeres y niños, y eso sin encontrar casi resistencia".

Ese despliegue por dos países en crisis, uno al borde del colapso (Siria) y otro fracturado (Irak), lleva a temer a Ben Jelloun que el futuro del mundo árabe esté suspendido a la crueldad de esos "gángsters" que tienen ya en sus manos yacimientos de gas y petróleo, y que también están en Libia, Nigeria o el Sahel.

"¿Hasta dónde llegarán si su objetivo declarado es extender el Estado Islámico en todo el mundo árabe?", se pregunta, preocupado, el también autor de ensayos como "La primavera árabe", "El islám explicado a nuestros hijos" o "Papa, ¿qué es el racismo?".

Ben Jelloun no oculta su deseo de que la ONU "investigue, inculpe y juzgue" a quienes han financiado, o continúan haciéndolo, al EI, a quien los arma y favorece su avance por Siria, Irak o Libia.

Y apunta con el dedo a países del Golfo Pérsico, que financiaron al principio a los grupos que crearon el EI, al papel "ambiguo" de Turquía y al presidente ruso, Vladimir Putin, quien dio la "idea genial" a su homologo sirio, Bachar al Asad, de "liberar a los islamistas de las cárceles y darles armas para demostrar al mundo que más valía un régimen como el suyo que la barbarie".

Pero con o sin Bachar en Siria, al igual que con o sin Gadafi en Libia, el caos está ahí, y si se deja que continúe la barbarie el mundo se expone en el principio del siglo XXI a repetir los crímenes del fascismo y el nazismo del siglo XX, advierte.

Para este escritor, uno de los marroquíes de mayor proyección internacional, a nivel militar ha llegado el momento de ir al terreno, ya que las "bombitas" de los aliados "no tienen ningún efecto disuasorio aunque el Pentágono diga lo contrario".

Según Ben Jelloun, se ha llegado a esta encrucijada por la política "demasiado prudente" de la Administración Obama y de los europeos, que a su juicio está contaminada por intereses económicos, entre otros la venta de armas a los países del Golfo.

Los estadounidenses también son los responsables, dice, de que se haya asociado en muchas mentalidades el islám con el terrorismo.

Tras los atentados del 11-S de 2001 en Estados Unidos, y todos los que se produjeron después en Europa, incluidos la estación de Atocha de Madrid, del metro de Londres o de la revista Charlie Hebdo de París, se ha producido un fenómeno de "estigmatización" de los musulmanes y de su religión, atizado también por las crueles ejecuciones de inocentes perpetradas por el EI.

"Estados Unidos ha reemplazado el comunismo por el islám. Hay un verdadero miedo, odio incluso, que mezcla musulmán e islámico", denuncia Ben Jelloun, quien trata de dar una respuesta "pedagógica" en "El islám que nos da miedo" a todos los interrogantes que le plantea su hija primogénita, de 28 años, a la vez francesa y musulmana como muchos jóvenes de Europa de padres inmigrantes.

Jóvenes, que en algunos casos, se dejan tentar por el canto de sirenas de los yihadistas y a los que hay que salvar de sus garras a corto plazo con un "Plan Marshall" de integración a la sociedad en la que viven y, a más largo plazo, con un plan educativo, según Ben Jelloun, quien proclama el espíritu de tolerancia y paz del "verdadero" islám.