El presidente de la Agencia Federal de Empleo alemana, Frank-Jürgen Wiese, se pondrá al frente también de la Oficina para Migración y Refugiados (BAMF), informó hoy el ministro alemán del Interior, Thomas de Maizière.

Wiese sucederá en el cargo a Manfred Schmidt quien dimitió esta semana, argumentando razones personales y coincidiendo con la crisis generada por el alud de peticionarios de asilo que llegan a Europa y cuyo destino prioritario es Alemania.

De Maizière explicó que Wiese desempeñará simultáneamente los dos cargos y dijo que se trata de uno de los gestores mas destacados de Alemania, cuyas capacidades se necesitan en estos momentos para hacer frente al reto de la crisis de los refugiados.

"La presidencia de la BAMF es uno de los cargos más difíciles de desempeñar en Alemania y Weise aceptó asumirlo sin insinuar condición alguna", dijo el ministro.

La dimisión de Schmidt se produjo en medio de críticas a la BAMF y a De Maizière debido a la demora en la tramitación de las solicitudes de asilo.

A finales de agosto había 276.000 solicitudes pendientes, un 25 por ciento de ellas presentadas hace más de un año.

Según las últimas estimaciones del Gobierno alemán, el país recibirá este año más de 800.000 peticiones de asilo, cuatro veces más que en 2014, cifra que el vicecanciller y ministro de Economía, Sigmar Gabriel, elevó esta semana a hasta un millón.

La canciller Angela Merkel ha insistido en reiteradas ocasiones en que la integración de los refugiados en Alemania pasa por el aprendizaje del idioma y, también, por darles acceso al mercado laboral.

El propio Gabriel presentó hoy una iniciativa, impulsada por su Gobierno en colaboración con la patronal y los sindicatos, para potenciar el aprendizaje del alemán entre los refugiados llegados a Alemania para favorecer su incorporación en el mercado laboral.

"La integración de los refugiados pasa por dos conceptos: idioma y trabajo", indicó el ministro, líder del Partido Socialdemócrata (SPD), cuyo departamento ha elaborado un plan en esa dirección en cooperación con el de Trabajo, a cuyo frente está su correligionaria Andrea Nahles.

Su iniciativa contempla que los jóvenes refugiados que realicen en Alemania su formación profesional recibirán un permiso de trabajo por dos años más, una vez terminada completada ésta, inclusive si en ese periodo vieron rechazada su petición de asilo.

Desde la industria alemana se ha insistido en la necesidad de aprovechar el potencial humano que representa la llegada de refugiados e incorporarlos al mercado laboral para atender las necesidades de mano de obra cualificada.