Unos 190.000 niños han llegado a Europa este año en busca de asilo, una cifra que duplica los registrados en todo el año pasado y que, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), incluye a un colectivo especialmente "vulnerable", el de los menores no acompañados.

En los primeros nueve meses de 2015, unos 715.000 refugiados han llegado a territorio europeo, frente a los 378.000 de 2014. La rama británica de UNICEF ha cifrado en 190.000 el número provisional de menores, el doble de los 98.000 registrados el año pasado.

"De todos los refugiados e inmigrantes, los menores no acompañados son los más vulnerables frente a (casos de) abuso y explotación", ha alertado UNICEF en su informe. Entre enero y septiembre 10.000 niños llegaron sin sus familias solo a Italia y Malta.

UNICEF ha subrayado que las cifras de Europa es solo la punta del iceberg, ya que el año pasado los niños representaron más de la mitad de los refugiados en todo el mundo. Actualmente, uno de cada diez menores --unos 230 millones-- viven en una zona de conflicto y, en el caso de Siria, más de 190.000 han abandonado el país.

LLAMAMIENTO DE CAMBIO

La subdirectora de UNICEF Reino Unido, Lily Caprani, ha recordado que hay niños que han muerto "mientras estudiaban en clase, se recuperaban en un hospital o dormían en sus camas". "Muchos se han quedado huérfanos, se han convertido en soldados, han sido secuestrados, violados", ha lamentado.

Caprani ha subrayado que "proteger a los niños de la violencia es salvar vidas, tanto como el agua, el refugio o las medicinas". Sin embargo, ha advertido, no se le da la misma prioridad, algo que, en su opinión, "tiene que cambiar".

UNICEF ha denunciado que el trabajo infantil y el matrimonio forzoso ha aumentado en Siria desde el principio de la guerra. En este país, uno de cada cinco menores se ven obligados a atravesar zonas de conflicto para examinarse.

La de Siria es solo un ejemplo de que las crisis, desastres y conflictos terminan convirtiéndose en focos de abusos, como ha pasado en Nepal, donde ha aumentado el tráfico de niños tras el terremoto, o en los países de África Occidental con epidemia de épola, donde han crecido los abusos sexuales.