Desde que el Gobierno de Pedro Passos Coelho tomó posesión formalmente y hasta el día de hoy, cuando fue relevado de manera oficial, pasaron apenas 27 días, un período que convierte a ese Ejecutivo en el más breve de la democracia en Portugal.

El lisboeta Palacio Nacional de Ajuda, tradicional escenario de los actos de investidura que albergó el pasado 30 de octubre la llegada al poder del conservador Passos Coelho, acogió hoy la ceremonia que confirmó al socialista António Costa como nuevo primer ministro del país.

El vigésimo Gobierno democrático de Portugal no llegó siquiera al mes de vida, una anomalía sin parangón desde el fin de la dictadura (1974) que ya se veía venir desde que el Ejecutivo de centroderecha asumió en funciones, cuando los partidos de izquierda le auguraron una "corta vida".

Hasta ahora, el título de "Gobierno constitucional más breve" recaía en el Ejecutivo de "iniciativa presidencial" encabezado por Alfredo Nobre da Costa, quien ejerció de primer ministro durante poco menos de tres meses en 1978.

Los casos de Nobre da Costa y Passos Coelho presentan algunas semejanzas debido a que ambos son los únicos que vieron caer a sus gobiernos como consecuencia de una "moción de rechazo" aprobada en el Parlamento.

Esta iniciativa parlamentaria es diferente a la "moción de censura" y a la "moción de confianza", ya que sólo puede ser presentada en el momento en el que el nuevo Ejecutivo presenta su programa ante los diputados, nada más arrancar la legislatura.

Passos Coelho logró la victoria en las elecciones legislativas del pasado 4 de octubre con seis puntos de ventaja sobre su principal rival, el socialista António Costa, pero no consiguió reunir los suficientes apoyos para reeditar la mayoría absoluta con la que contó su Gobierno entre 2011 y 2015.

El jefe del Estado portugués, el también conservador Aníbal Cavaco Silva, le dio posesión como primer ministro a sabiendas del riesgo que corría su Ejecutivo, tumbado en el Parlamento once días después de entrar en funciones.

Detrás de esta caída estaban los socialistas y el resto de fuerzas de izquierda, que firmaron un acuerdo para impulsar la llegada de los primeros al poder con el objetivo de dejar atrás la austeridad que dominó la pasada legislatura.

Ese pacto, totalmente inédito en Portugal, permitió a António Costa colocar entre la espada y la pared al presidente, quien inicialmente había descartado dar posesión a un candidato que no hubiera ganado en las urnas.

Ante la imposibilidad legal de realizar elecciones anticipadas hasta junio de 2016 por la convocatoria de las presidenciales para el próximo mes de enero, Cavaco Silva prefirió escoger a Costa antes que dejar al país durante meses con un Ejecutivo en funciones cuyas capacidades estarían limitadas.

Passos Coelho (Coimbra, 1964) deja el cargo de primer ministro después de cuatro años y cinco meses en el puesto, período marcado por el rescate financiero y los severos ajustes y recortes aplicados a instancias de la troika de acreedores internacionales.

El líder del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha) pasará ahora a encabezar la oposición, a la expectativa de posibles fracturas que surjan entre los socialistas y el resto de la izquierda durante los próximos meses dadas las importantes divergencias programáticas.

"Estaré donde sea preciso, tanto en el Gobierno, que es el lugar natural de quien gana las elecciones, como (...) en la oposición. No dejaré de asumir mis funciones", anticipaba a principios de noviembre, cuando ya se avecinaba este desenlace.