La decisión israelí de suspender las relaciones con la Unión Europea en el estancado proceso de paz con los palestinos no tiene apenas efectos prácticos pero supone una dura advertencia de Israel a los europeos para que no sigan por ese camino.

La medida fue anunciada el domingo por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, como consecuencia a la nota interpretativa adoptada recientemente por la Comisión para el etiquetado en la UE de productos procedentes de los asentamientos judíos en los territorios ocupados, en los que exige marcar su origen y no establecer "Israel".

"El objetivo fundamental es disuadir a la UE de continuar tomando medidas que vayan en esa dirección: la de diferenciar la relación con Israel de la relación con las colonias en territorio ocupado", señaló el analista del prestigioso Crisis Group, Ofer Zalzberg.

Las consecuencias directas de apartar temporalmente a Bruselas de un proceso de paz que es, desde hace año y medio, inexistente, son irrelevantes, pero con este paso Israel quiere dejar claro a los Veintiocho que medidas que ve como "punitivas" no van a salirle gratis.

"Netanyahu trata de disuadir a los europeos de tomar pasos futuros que distingan entre los colonos y los no-colonos, en particular en lo que respecta a la exención de visa para los israelíes que entren en la UE", asegura Zalzberg.

El temor a que el espacio Schengen impida en un futuro a los colonos de los territorios ocupados beneficiarse de la exención de visa sería una durísima medida que afectaría a todos los israelíes, que se verían obligados a demostrar que no viven en colonias para poder acceder a la UE sin visado.

"El miedo es que se empiece por diferenciar productos y se acabe por diferenciar poblaciones", explica el analista, que añade que la posibilidad de restringir los visados a los colonos "ya ha sido sugerida en varias ocasiones por los jefes de misión europeos" en el terreno.

Otro de los pasos que se teme que pueda dar Bruselas es la prohibición de operar en suelo europeo a los bancos que faciliten la ocupación trabajando en los territorios ocupados, algo que afectaría a prácticamente todo el entramado financiero israelí.

Fuentes diplomáticas europeas en Jerusalén que pidieron no ser identificadas descartaron que estas cuestiones puedan darse en un futuro cercano.

"Sería muy, muy complicado, no son temas que se estén debatiendo en este momento y la UE es muy lenta", señala, si bien admite que la decisión israelí parece ser "una reacción preventiva ante medidas futuras de la Unión".

La diplomacia europea en Jerusalén y Tel Aviv, a su entender, "no está preocupada" por la anunciada rebaja en las relaciones ya que, en general, se interpreta como "un anuncio en clave política interna israelí con pocas consecuencias reales".

Netanyahu se ha visto obligado a responder lo que considera una afrenta por parte de la UE para contentar a los socios políticos de su frágil coalición parlamentaria, que lo sostiene en el gobierno con una mayoría de solo un voto en el Parlamento (61 sobre 120).

Y es posible que haya elegido golpear donde cree que dolerá, ya que su decisión llega seis meses después de que Bruselas destacase a un enviado especial permanente en Jerusalén para el proceso de paz, Fernando Gentilini, mostrando interés en tomar el testigo de EE.UU. para avanzar hacia un acuerdo entre israelíes y palestinos.

El embajador de la UE ante Israel, Lars Faaborg-Andersen, irá mañana al Ministerio de Exteriores para que le expliquen los efectos prácticos de la decisión y cómo afectará a las relaciones y los proyectos en marcha.

"No pueden tomar decisiones muy drásticas y menos sobre las actividades de la UE en los territorios ocupados, porque se perjudicarían en primer lugar a si mismos", estima el diplomático.

Amotz Asa-El, analista político del Jerusalem Post, coincidió también con que la decisión gubernamental "no tiene ninguna consecuencia práctica".

"Sirve para expresar la profunda frustración en Israel y en particular en el Gobierno frente a la actitud europea ante el conflicto. Es probablemente también una tarjeta amarilla a la UE", aseguró a Efe.

"Es una advertencia a algunos políticos europeos que creen que pueden lograr puntos ante sus votantes, especialmente los musulmanes, tomando medidas anti-israelíes. Netanyahu les está diciendo que resistiremos este tipo de actitudes", añadió.