El presidente estadounidense, Barack Obama, pidió hoy en un foro con ciudadanos una reforma en la venta de armas con "sentido común", para reducir las muertes violentas en el país, frente a conspiraciones de grupos de interés.

El presidente aprovechó el foro, organizado en la Universidad George Mason (Fairfax, Virginia) y trasmitido por CNN, para pedir el apoyo de propietarios de armas y ciudadanos a reformas "modestas", al tiempo que defendió el derecho a portar armas que consagra la Segunda Enmienda de la Constitución.

Obama atacó en varias ocasiones al poderoso grupo de cabildeo de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que fue invitado al evento pero se negó a participar en un lo que llamó un "espectáculo de relaciones públicas".

En este sentido, el presidente criticó a los que pretenden extender una "conspiración" y la "noción falsa, circulada por intereses político o comerciales, para evitar unidad" a la hora de aprobar reformas.

El presidente señaló que desde su llegada a la Presidencia en 2009 las ventas de las empresa de armas de fuego han crecido y se ha creado una "atmósfera" en la que propuestas "respetuosas con la Segunda Enmienda son descritas como un intento de confiscar las armas de la gente".

"La NRA ha convencido a muchos de sus miembros de que van a venir a por tus armas, algo que casualmente es muy beneficioso para los productores de armas; es un gran mecanismo publicitario", apuntó el presidente.

En Estados Unidos uno de cada tres hogares tiene un arma de fuego, mientras que el índice de muertes por disparos es la más alta de un país desarrollado, con unas 30.000 muertes anuales y un tiroteo en un lugar público casi a diario de media en 2015.

Obama intentó en 2013, tras la matanza del colegio de primaria de Sandy Hook, donde un joven con problemas mentales mató a 27 personas, entre ellas una veintena de alumnos de entre 6 y 7 años, conseguir que el Congreso prohibiese los cargadores de alta capacidad y se avanzaran reformas para los controles psicológicos.

El presidente aireó el pasado martes su frustración por no haber podido conseguir reformas tras esa tragedia en el anuncio de su plan de ampliar el alcance de las revisiones de antecedentes para la venta de armas mediante el uso de su poder ejecutivo.

Con el uso de decretos, la Casa Blanca quiere que se extienda el requerimiento de un control de antecedentes previos a las ventas de armas entre particulares que realizan alto número de transacciones, algo que sigue exento de control de los reguladores y el FBI.

"Lo que antes era una excepción para coleccionistas se ha convertido en una industria masiva donde hay gente que dice que no está haciendo negocio vendiendo armas cuando en realidad sí lo está", explicó el mandatario.

En el debate de hoy, en el que contestó a preguntas de personas a favor de no cambiar las regulaciones actuales, Obama dijo que la mayoría de estadounidenses, incluidos los votantes republicanos, están a favor de mayores controles de antecedentes penales y psicológicos, algo que respaldan las encuestas.

Durante la presentación del martes, Obama derramó lágrimas al recordar a los niños muertos en Sandy Hook y explicó hoy que el dolor fue tal al visitar a las víctimas que hasta los miembros del Servicio Secreto acabaron llorando.

Pese a todo las normas que el presidente propone no llegan a suponer la universalización de los controles de antecedentes y psicológicos, son poco específicas y no cuentan con el Congreso, lo que limita tremendamente la posibilidad de controlar que el ingente volumen de armas que se mueven en Estados Unidos acabe en mano de criminales o personas con problemas mentales.

"Respeto la Segunda Enmienda; respeto el derecho a portar armas...pero creo que estamos de cuardo en que tiene sentido hacer todo lo posible para mantener las armas lejos del alcance de gente que puede hacer daño a otros", resumió.