Un tribunal chino condenó hoy a cinco años de prisión a Tang Jingling, un reconocido abogado de derechos humanos al que se conoce en algunos círculos como el "Gandhi chino", por la campaña pacífica de desobediencia que ha impulsado para conseguir reformas democráticas en China.

Un tribunal de la ciudad de Cantón (sur) declaró hoy a Tang culpable de "incitar a la subversión del poder del Estado", un delito comúnmente utilizado contra disidentes, y decidió imponerle una de las penas más altas para este crimen, explicó uno de sus abogados, Ge Yongxi.

"Es una sentencia equivocadísima. Con su condena, el Partido Comunista (de China, PCCh) y el tribunal admiten la contribución de Tang a la democracia y a la libertad en China", manifestó Gui a Efe.

Gui considera que se le ha impuesto una pena tan alta porque el "PCCh piensa que la ideología de Tang puede dañar a la dictadura".

De momento, el abogado y activista de 44 años ha descartado presentar una apelación, ya que lo considera inútil en un sistema judicial controlado por el Gobierno. "Apelaré al pueblo y a Dios", dijo Tang tras escuchar su sentencia.

El letrado ha trabajado en casos relacionados con la corrupción de políticos, sobre desahucios o de defensores de derechos humanos perseguidos por el régimen.

Los casos que aceptó le llevaron a perder su licencia de abogado en 2006, pero Tang no dejó de ejercer y acabó en una "cárcel negra" (centros ilegales de detención) en 2011 por apoyar la "revolución del jazmín", un movimiento que se impulsó entonces en China imitando a los que se extendían por varios países árabes.

Denunció que durante su periodo de reclusión fue maltratado, pero eso no le impidió seguir abogando por reformas democráticas a su salida y continuar con casos "sensibles".

El tribunal intermedio de Cantón también condenó este viernes a otros dos activistas, el escritor Yuan Xinting y el profesor Wang Qingying, a tres años y medio y dos años y medio de prisión, respectivamente, por el mismo delito.

Los tres fueron detenidos en 2014 acusados de "alteración del orden", después de que impulsaran movimientos de desobediencia civil pacífica en medio de la campaña de represión vivida por el 25 aniversario de la matanza de Tiananmen.

Las autoridades modificaron su acusación para elevarla a un delito mayor posteriormente y en total han estado detenidos 17 meses, un periodo en el que la familia de Tang, por ejemplo, sólo ha podido verle en dos ocasiones.

Varias organizaciones de derechos humanos recordaron que esta sentencia se produce en un momento en el que la presión a colectivos de abogados o activistas es muy alta, a causa de la intensa campaña de represión impulsada por el presidente Xi Jinping que suma ya una larga lista de detenidos y encarcelados.

"El Gobierno chino necesita parar de equiparar las críticas pacíficas con la subversión si está dispuesto a progresar de alguna manera en el respeto de los derechos", señala Sophie Richardson, directora en China de Human Rights Watch, en un comunicado.