El populismo de derechas de Alternativa para Alemania (AfD) es el vencedor moral de las elecciones celebradas en tres "Länder" del país, donde la crisis migratoria pasó factura a la gran coalición de Angela Merkel mientras esa formación de nuevo cuño se disparó a porcentajes de hasta el 24 %.

"Es un buen día para la democracia. La catastrófica línea de Merkel ha abierto los ojos a la gente", proclamó la exultante Frauke Petry, de 40 años y rostro del AfD desde 2014, en una noche electoral que ha catapultado a su partido a la posición de segunda fuerza tanto en Sajonia-Anhalt (este) y a tercera en Baden-Württemberg (sur) y Renania Palatinado (oeste).

Los porcentajes alcanzados por esa formación de tintes xenófobos son más que el previsto toque de advertencia a los conservadores de Merkel o sus socios socialdemócratas de coalición: alrededor del 24 % alcanzaron en el estado federado del este, mientras que en el del sur lograron el 15 % y en Renania Palatinado quedaron en el 12,4 %.

Petry alardeó de las "dramáticas pérdidas" sufridas por las filas gubernamentales, afirmó que la "campaña de difamación" sufrida por el resto de formaciones o por los medios no han obstaculizado su vitoria y colocó a los suyos en la "calle de los vencedores", con la mirada puesta ya en el Bundestag (parlamento federal).

"Hemos llegado aquí para quedarnos. Alemania vuelve a tener una oposición real", afirmaba en declaraciones a Efe, la eurodiputada Beatriz von Storch, en medio de la euforia de sus correligionarios, entre gritos de "Merkel tiene que irse" ("Merkel muss weg").

La crisis migratoria ha sido su plataforma -"eso es indudable", admitió Storch, representante del discurso abiertamente xenófobo del partido-; y su siguiente etapa son las regionales en Berlín, el próximo otoño, y luego las generales al Bundestag, en 2017.

"Alemania necesita una formación como la nuestra, sin complejos, que hable el idioma de la calle", añadió von Storch, desde un hotel de un barrio periférico del este de la capital, su cuartel general en esta jornada, después de que otros establecimientos de la ciudad rehusaran acogerlos por razones de seguridad.

AfD nació en 2013 como aglutinante del voto euroescéptico contra los rescates a Grecia, pero adoptó ante la crisis migratoria la vía populista, tras defenestrar a la que fue su cúpula fundacional neoliberal para erigirse en representante del voto de protesta contra la llegada de refugiados.

El euroescepticismo de sus orígenes le había dado acceso en sus primeros tres años a las cámaras de cinco "Länder" -Bremen y Hamburgo, al norte, y Brandeburgo, Turingia y Sajonia, en el este-.

También con este discurso mantiene dos puestos en la Eurocámara, incluido el de von Storch, quien en esta campaña llegó a legitimar el uso de armas de fuego contra los inmigrantes ilegales, "en último extremo", incluidos mujeres y niños.

La eurodiputada -nieta de un ministro nazi y casada con un chileno de origen alemán- relativizó luego lo referido a los niños, pero su declaración se inscribe en la retahíla de polémicas rayanas con el neonazismo surgidas entre sus filas.

Bajo el liderazgo de Petry, la AfD ha enterrado el neoliberalismo para adentrarse sin reservas en terreno xenófobo, sin hacerle ascos a la abultada militancia neonazi que reclutó en campaña.

Los tres "Länder" conquistados dan ímpetu a la formación de cara a las generales previstas para 2017, después de que en 2013 no obtuvieran escaños, al quedar en el 4,6 %, unas décimas por debajo del listón del 5 % mínimo para acceder a representación parlamentaria en Alemania.

Hasta ahora ningún partido del espectro ultraderechista logró salvar, a escala federal, esta especie de blindaje incluido en el sistema electoral alemán precisamente como cortafuegos para formaciones extremista.

Las formaciones de este ámbito han obtenido escaños en algunas cámaras regionales o corporaciones locales, pero nunca alcanzaron el Bundestag (parlamento federal).

Los porcentajes logrados hoy por la AfD la enfilan hacia el Parlamento federal, lo que sería un hito para el nuevo populismo de derechas, a imagen del ascenso de estas formaciones en la vecina Francia, Polonia y países escandinavos.

El sistema inmunológico alemán frente a éstas parece haberse resquebrajado, de la mano de la crisis migratoria que vive la Unión Europea y que ha hundido a Merkel y los suyos.