Miao Deshun, el último preso que queda en las cárceles chinas por participar en las protestas prodemocracia de Tiananmen en 1989, saldrá de prisión el próximo mes de octubre tras una reducción de sentencia de once meses, informa hoy la Fundación Dui Hua.

Esa entidad, con sede en San Francisco (EEUU) y dedicada a la defensa de los presos en China, indicó en un comunicado que Miao, de 51 años, saldrá de la cárcel pequinesa de Yanqing el 15 de octubre tras 27 años de reclusión.

"Recibimos con alegría esta noticia y esperamos que (Miao) reciba los cuidados que necesita para volver a su vida normal después de pasar más de la mitad de ella entre rejas", manifestó el director ejecutivo de la Fundación Dui Hua, John Kamm, que ha estado trabajando por su liberación.

Miao, empleado de una fábrica, tenía sólo 25 años cuando fue apresado junto a otros cuatro amigos la noche del día 4 de junio de 1989, poco después de que el Ejército chino irrumpiera con sus tanques en las calles de Pekín y acabara por la fuerza con casi siete semanas de manifestaciones a favor de la democracia.

Su detención se produjo después de las centenares -o miles, según diferentes fuentes- de muertes de estudiantes y huelguistas obreros que se habían unido en la emblemática plaza de Tiananmen, para pedir reformas democráticas al régimen y el fin de la rampante corrupción.

Tras enfrentarse al Ejército junto a otros trabajadores, el joven fue acusado de "incendio provocado" por supuestamente lanzar una papelera a un blindado en llamas.

Un tribunal chino le condenó a muerte en 1989 por ese delito, pero se conmutó su pena por cadena perpetua en 1991.

Desde entonces, los tribunales le han reducido su condena en tres ocasiones, incluida esta última.

A pesar de que muchos de los condenados en 1989 recibieron penas de muerte o cadenas perpetuas, las autoridades acabaron conmutándolas por otras menores, y, con el paso del tiempo, los miles de encarcelados fueron puestos en libertad, según precisaron organizaciones de derechos humanos.

Del total, menos de cien personas fueron ejecutadas, según diversas fuentes.

Según contó un excompañero de celda de Miao, el prisionero siempre ha mostrado una actitud combativa en la cárcel, negándose a realizar trabajos en prisión, motivo por el que se cree que se ha tardado tanto en aprobar su liberación.

El estado de salud de Miao puede ser una de las razones que puede haber motivado la reducción de la condena.

Según precisa Dui Hua, Miao ha desarrollado hepatitis B en la cárcel y sufre esquizofrenia.

En 2003 fue trasladado a la prisión pequinesa de Yanqing, que cuenta con un espacio reservado para prisioneros discapacitados, ancianos y enfermos, concluye.