La organización ecologista Greenpeace ha reclamado el abandono de la industria armamentística nuclear para evitar accidentes como el que en la tarde de ayer implicó a un submarino nuclear británico y un buque mercante en aguas cercanas al Peñón de Gibraltar.

Según Raquel Montón, responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace, "no podemos garantizar la ausencia de accidentes en el mundo, pero tampoco nos lleva a nada estar armado hasta los dientes".

"Estamos en una lucha fratricida que no tiene sentido estratégico ni militar ni económico", ha señalado la experta de Greenpeace, para quien el futuro de la industria nuclear "no está en las armas ni en la energía eléctrica", sino en su uso en campos como el de la salud.

El submarino de propulsión nuclear británico HMS Ambush se encuentra en el puerto de Gibraltar tras chocar ayer contra un buque mercante en aguas cercanas al Peñón, aunque la embarcación sólo sufrió daños externos, según fuentes del Ministerio de Defensa.

Al parecer, el submarino, en poder de la Royal Navy desde 2013, se encontraba en la zona para unos ejercicios de entrenamiento y entró en Gibraltar para ser sometido a una inspección.

Raquel Montón ha explicado que la situación en Gibraltar, como en otras zonas de elevado tráfico marítimo, es complicada y está llena de riesgos, y "cuando le ponemos el apellido nuclear, el peligro es con mayúsculas".

Y "no se trata de un perjuicio para España o Gibraltar, sino para todos, para la fauna, para la flora, para la biodiversidad en general", ha añadido la experta, quien ha alertado de que "pese a que las consecuencias son tan a largo plazo que no sea posible medir y analizar de manera inmediata", no se puede negar una afección.

El transporte de este tipo de armas puede acarrear "amenazas reales, que causan incluso más dolor que otras guerras que se están produciendo en el mundo", ha insistido, y "con nombrar el cambio climático ya lo digo todo".

No obstante, ha reconocido que la situación en el mar "es complicada, y si se trata de un lugar fronterizo más aún, y si el tema tiene que ver con lo nuclear la complicación se multiplica por cuatro".

"El tratado de no proliferación nuclear se firmó hace mucho tiempo y no logramos implementarlo", se ha lamentado; "crucemos los dedos para que el accidente de ayer haya sido de verdad chapa y pintura".