Rolando Espinosa, el alcalde de la localidad de Albuera en la isla de Leyte, en el suroeste de Filipinas, se entregó hoy a la Policía después de que el presidente del país, Rodrigo Duterte, le acusara públicamente de ser un narcotraficante.

"El alcalde Espinosa se ha entregado y está ahora bajo custodia de (el jefe de la Policía de Filipinas, Roland) de la Rosa", anunció hoy el portavoz de la Presidencia de Filipinas, Ernesto Abella, en un comunicado remitido a los medios.

Espinosa acudió a la Policía tras el llamamiento ayer de Duterte, que instó al regidor y a su hijo, Kerwin Espinosa, a que se entregaran a las autoridades tras acusarles de estar envueltos en tráfico de drogas y de proteger a narcotraficantes de la zona.

Sin embargo, "Kerwin sigue en libertad", añade en el texto Abella.

El mandatario filipino dio ayer a la Policía órdenes de búsqueda y captura de los dos sospechosos si no cumplían con el plazo de 24 horas impuesto.

"Se darán órdenes de disparar si se resisten y ponen en peligro las vidas de los policías", anunció ayer la Presidencia de Filipinas en un comunicado.

Dos guardaespaldas y otros tres empleados del alcalde Espinosa fueron arrestados el pasado jueves durante una operación policial antidroga en la que los agentes encontraron bolsas de shabú, una potente metanfetamina, por valor de 1,9 millones de pesos (36.000 euros o 40.000 dólares), según el diario local Inquirer.

La operación contra el alcalde forma parte de la agresiva campaña contra los estupefacientes iniciada por Duterte, que antes de ser elegido presidente en las elecciones del pasado 9 de mayo prometió que acabaría con las drogas y el crimen en menos de 6 meses.

Su polémica lucha contra las drogas ha dejado desde los comicios a más de 500 supuestos traficantes y drogadictos muertos en operaciones policiales o a manos de grupos de ciudadanos conocidos como "vigilantes", según recuentos que llevan a cabo los medios locales de Filipinas.

Sin embargo, los críticos de Duterte destacan que no se están respetando los derechos humanos de los sospechosos, y apuntan además que entre los muertos hay escasos capos del narcotráfico, que consideran deberían ser el objetivo principal de las operaciones anti-droga de la Policía de Filipinas.

Hasta la fecha, el presidente ha publicado los nombres de 5 generales de la Policía supuestamente relacionados con el narcotráfico, así como a 3 capos de la droga de nacionalidad china.