La Fiscalía de Duisburgo (oeste de Alemania) investiga un posible plan de atentado contra un partido de fútbol de la liga alemana por parte de cuatro supuestos yihadistas, que fueron detenidos entre el pasado viernes y ayer.

Una portavoz de ese departamento informó hoy de esas sospechas y explicó que por el momento no hay "indicios concretos" sobre cuál podía ser el objetivo ni si se trataba de un encuentro de la primera, segunda o tercera división.

La información sigue a la detención de un sospechoso en un centro de refugiados del estado federado de Renania Palatinado el pasado viernes, tras la cual fueron arrestados otros tres peticionarios de asilo, el miércoles, en el vecino Renania del Norte-Westfalia.

Estas tres últimas detenciones se practicaron en la ciudad de Dinslaken, considerado un feudo de la minoría radical salafista en Alemania.

Los cuatro sospechosos habían residido al menos durante un tiempo en un albergue de refugiados de dicha población.

El ministro de Interior de Renania del Norte-Westfalia, Ralf Jäger, había afirmado ayer que existían solo "débiles indicios" de que los detenidos pudieran planear un atentado.

Con ello salió al paso de informaciones de medios alemanes según las cuales tramaban un ataque coincidiendo con el arranque de la Bundesliga, el próximo 26 de agosto.

Jäger se refirió también a las redadas realizadas en varias ciudades de su estado contra sospechosos de apoyar, hacer propaganda, reclutar y radicalizar a jóvenes para combatir en Siria en las filas del terrorismo islámico.

Los registros fueron realizados por orden de la fiscalía tras largas investigaciones de los organismos de seguridad, destacó el ministro.

Estas acciones policiales se producen tras la alarma desatada a finales de julio, cuando dos refugiados cometieron dos ataques islamistas con pocos días de diferencia en el "Land" de Baviera (sur).

Uno de los peticionarios de asilo era un afgano de 17 años, que se lanzó con un hacha y un cuchillo contra los pasajeros de un tren regional e hirió a cinco personas, antes de ser abatido por la policía.

El segundo era un sirio de 27 años, que murió al detonar la bomba que llevaba en una mochila y con la que pretendía entrar en un festival al aire libre, y que causó 17 heridos.