El cráneo de Nurmagabet Kokembayulí, un héroe nacional kazajo asesinado por los bolcheviques en 1916, llegó hoy a Kazajistán procedente de Moscú tras ser devuelto por el Gobierno ruso, que conservaba la calavera en un museo de San Petersburgo.

"Los restos de ''Keiqui-batir'' (como se conoce a Kokembayulí en el país centroasiático) han aterrizado esta madrugada en Astaná. Ahora planeamos hacer un análisis de ADN para identificar" la autenticidad del cráneo, explicó a la agencia Kazinform el director del Museo Central Estatal kazajo, Nursán Alimbay.

El científico húngaro Andras Biro será el responsable de llevar a cabo el estudio biológico de los restos mortales del ''batir'' (héroe en kazajo).

En 1916, en plena Primera Guerra Mundial -cuando el actual Kazajistán se integraba en la extensa región de Turquestán del Imperio Ruso, que abarcaba casi todo el territorio del Asia Central- Kokembayulí lideró una rebelión popular contra las autoridades zaristas, que llamaron a filas a la población local.

La rebelión fue aplastada por el zar Nicolás II, pero poco después, tras la revolución de 1917, todo el imperio se convirtió en escenario de una guerra civil, durante la cual Kokembayulí combatió contra los dos bandos (zaristas y bolcheviques) por la independencia de Kazajistán.

En abril de 1923, terminado ya el conflicto civil, Keiqui-batir fue capturado, abatido y decapitado por el Ejército Rojo.

Años después, el cráneo fue trasladado a la Cámara de los Horrores (Kunstkamera) de San Petersburgo, una exposición de engendros de la naturaleza creada en el siglo XVIII por Pedro el Grande e integrada hoy día en la colección del Museo de Antropología y Etnografía de la Academia de las Ciencias de Rusia.

La devolución de los restos de Kokembayulí fue solicitada durante años por Astaná y el acuerdo cristalizó en una reunión entre el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, y su hasta hace poco homólogo kazajo, Karim Masímov.

El historiador kazajo Shoptibái Baydildin, autor de una investigación sobre Kokembayulí, recordó que "muchos héroes nacionales fueron convertidos en monstruos por la propaganda soviética".

"Por eso la vida del legendario Keiqui-batir, tachado de bandido, sigue sin conocerse bien hasta hoy día", lamentó Baydildin, que aseguró haber tardado toda una vida en reunir documentación y testimonios sobre la vida de Kokembayulí.