La aparición de una misteriosa cuenta de Twitter que desde principios de octubre publica centenares de mensajes supuestamente de Gulnara Karímova ha vuelto a disparar todo tipo de rumores sobre la suerte de la hija del fallecido presidente uzbeko, caída en desgracia en 2014.

"El corazón y las venas me estallan, estoy sola, me vuelvo loca, pero aún respiro", escribe en uno de los primeros tuits, el 3 de octubre, el autor o autora, con el nombre de Afina.

"Necesito a mi hija, a mis hijos, es todo lo que pido, respiro para ellos", tuitea desde la cuenta @Zabitaya1972, unos días después, entre otros mensajes donde da a entender que está retenida contra su voluntad.

Más de mes y medio después del fallecimiento del líder uzbeko, Islam Karímov, el nuevo primer ministro y presidente en funciones, Shavkat Mirziyáyev, no ha dado la más mínima pista sobre la situación de la primogénita de Karímov, la otrora famosa y glamurosa Gulnara, a quien se cree en arresto domiciliario desde hace dos años.

Su ausencia en los funerales de su padre, el 3 de septiembre en Samarkanda, no dejó lugar a dudas sobre que Gulnara, de 44 años, está totalmente apartada de la circulación.

Tampoco apareció cuando el 6 de septiembre, el presidente ruso, Vladímir Putin, acudió a rendir homenaje al dictador en esa ciudad, donde se le pudo ver dando su pésame a dos mujeres: la viuda y la hija menor del dirigente.

Allí estaban de luto riguroso Tatiana Akbárovna Karímova y Lola Karímova-Tilliayeva, pero ni rastro de la primogénita.

"Perdóname, ya sé que estabas enfadado conmigo... era tu querida hija y espero seguir siéndolo", escribe en otro mensaje aparentemente dirigido a su padre, en ruso como todos los tuits de la cuenta.

Muchas fotografías de la propia Gulnara, algunas con sus hijos, pueden verse también en la cuenta, donde "Afina" hace numerosas referencias a la soledad, "de nuevo las tinieblas", o el miedo a la muerte.

El 6 de octubre escribe "ayer tuve invitados. Trajeron a Iman. Pasé tres horas con ella, se la llevaron de nuevo. Gracias, mamá", en aparente referencia a una visita autorizada de su hija adolescente.

Y el día 9 de nuevo afirma que "hay visitas. Parece que me van a a llevar fuera para fusilarme".

La aparición de la cuenta, que tiene ya más de mil seguidores, provocó un amplio debate en las redes sociales sobre su autenticidad o no, y para algunos los mensajes serían una confirmación de los rumores que circulan en el país de que Gulnara habría pasado del arresto domiciliario a ser internada en un psiquiátrico.

A lo largo de este mes, "Afina" contactó además por mensajes directos a algunos medios de comunicación, entre ellos Radio Free Liberty-Radio Libertad, que emprendió la tarea de tratar de averiguar si la verdadera Gulnara está detrás de la cuenta.

Según este medio, después de hacerle varias preguntas por mensaje directo, -algunas de ellas con trampa- llegaron a la conclusión de que no es Gulnara la autora.

"Afina" llegó a admitirlo en un momento dado pero les aseguró que Karímova "necesita ayuda".

En cualquier caso, la misteriosa cuenta ha devuelto a la actualidad a Gulnara, la más conocida entre los retoños de todos los líderes de las antiguas repúblicas soviéticas.

Dueña de un imperio empresarial, diseñadora de moda con su propia marca Guli, cantante de pop con el apodo de GooGoosha, diplomática y, en suma, una celebridad habitual de numerosos saraos, Gulnara era la imagen más internacional del opaco régimen de Uzbekistán, acusado por numerosas organizaciones de violar los derechos humanos más elementales.

En 2010, Gulnara, que ya era embajadora de su país ante la ONU en Ginebra, presentó al rey Juan Carlos I sus credenciales como embajadora en España.

Su vida de lujo y comodidades se empezó a torcer cuando un grupo de periodistas descubrió que un gigante de telecomunicaciones sueco le había pagado 300 millones de dólares para acceder al mercado sueco, un escándalo que supuso el principio del fin para ella.

A partir de 2013 el Gobierno uzbeko comenzó a cerrar sus canales de radio y televisión y su imperio empresarial inició su caída, y en Suiza, donde Gulnara había disfrutado hasta entonces de inmunidad diplomática, las autoridades iniciaron una investigación penal contra ella por supuesto delito de lavado de dinero.

Según dijo la agencia Fergana al poco de morir Karímov, "actualmente Gulnara se encuentra bajo arresto domiciliario, completamente aislada del resto del mundo. El régimen de este confinamiento lo revisa cada semana personalmente su madre".

"Gulnara solo tiene autorizado mantener contacto con su hijo Islam, que vive entre Londres y Riga. Difícilmente la princesa uzbeka logrará algún día volver al brillo y los oropeles de antaño", afirmó un artículo en esta web especializada en el Asia Central.