El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, reafirmó hoy que quiere poner fin al acuerdo militar que facilita la presencia estadounidense en la región disputada del mar de China Meridional, firmado entre ambos países en 2014.

Duterte se refería a la presencia de tropas estadounidenses en territorio filipino y de buques de EEUU en el citado mar, cuyas islas se disputa Pekín con varios países, incluido Filipinas.

"Tenemos el EDCA (Pacto Mejorado de Cooperación en Defensa), pero olvidaos de ello", dijo Duterte durante una comparecencia ante la prensa antes de partir hacia Japón para un viaje oficial de 3 días.

"Si permanezco (en el poder) suficiente tiempo, un día EDCA... Espero con impaciencia el momento en el que no vea tropas ni soldados en mi país más que a soldados filipinos", aseveró el dirigente.

Las afirmaciones de Duterte se producen en respuesta a las preocupaciones expresadas ayer en Manila por el secretario de Estado adjunto de EEUU para Asia Oriental y el Pacífico, Daniel Russel, que afirmó que las repetidas y polémicas declaraciones del líder filipino causan "consternación" a su Gobierno y otros países.

"No soy la marioneta de ningún país", apuntó hoy Duterte, que calificó los comentarios de Russel de "maliciosos" y dijo que EEUU está repleto de "intolerancia y discriminación".

Las relaciones entre Washington y Manila sufrieron un duro golpe el pasado jueves, cuando Duterte anunció durante una visita oficial a Pekín la "separación" económica y militar de EEUU, históricamente uno de los principales aliados de Filipinas.

Desde que fuera investido presidente el pasado 30 de junio, Duterte ha iniciado un claro distanciamiento de EEUU, un país que ha sido uno de sus aliados más importantes desde que Filipinas dejara de ser colonia estadounidense en 1946.

A comienzos de este mes, Duterte envió "al infierno" al presidente estadounidense, Barack Obama, por las críticas a su campaña contra las drogas iniciada por su Administración.

Además, ha anunciado que quiere poner fin a los ejercicios militares que ambos países llevan a cabo conjuntamente de forma regular.

El mandatario filipino incluso llegó a llamar "hijo de puta" a Obama, un insulto al que el presidente estadounidense restó importancia pero que motivó la anulación de una reunión bilateral que ambos tenían previsto mantener el pasado septiembre en una cumbre de la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN) en Laos.