Rience Priebus, hasta ahora presidente del Comité Nacional Republicano (RNC, secretariado del partido), será el nuevo jefe de gabinete del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, cargo al que llega con el apodo de "Señor Suiza" por su talante apaciguador.

Priebus ha conseguido maniobrar en una de los momentos más delicados de la formación conservadora al mediar entre Trump y la cúpula republicana y lograr, pese a las tensiones, una de las mayores victorias tanto para el "establishment" como para los "antisistema".

Priebus, de 44 años, ha sido calificado por el flamante presidente electo en público como una "superestrella" y, en privado, como el "Señor Suiza" por su rol de pacificador entre dos facciones del partido, algo que deberá seguir haciendo cuando asuma el puesto de jefe de gabinete, encargado del día a día en la Casa Blanca.

En el último año y medio, parecía que Priebus iba a presidir las cenizas de su partido al permitir que Trump y su grupo de acólitos contrarios a la política tradicional se hicieran con la nominación presidencial, sin excesiva oposición del aparato de la formación, que no veía al magnate capaz de ganar las elecciones.

A los que decían que tenía el trabajo más desagradecido de toda la campaña les espetó: "Que nadie sienta pena de mí. Yo fui el que eligió este trabajo. Aún no estoy echando Baileys en mis cereales".

Priebus es la definición por antonomasia de la política tradicional republicana: es el jefe del Comité Nacional Republicano desde 2011, un puesto que alcanzó de manera meteórica tras convertirse en 2007 en el presidente de los republicanos de Wisconsin más joven de la historia.

En 2011, Priebus, de padre alemán y madre griega nacida en Sudán, tomó las riendas de un partido con serios problemas de financiación y definición, acosado desde las bases por el movimiento ultraderechista del "Tea Party", que despreciaba a políticos como él o su amigo, el congresista Paul Ryan, desde el año pasado presidente de la Cámara de Representantes.

Su cercana amistad con Ryan, también oriundo de Wisconsin, se remonta a décadas y le convierte en parte esencial del círculo que ha querido resucitar la versión más "Reaganita" de los republicanos y que se ha tenido que contentarse con ver cómo Trump pasaba de ser un excéntrico accidente de elecciones primarias al hombre más poderoso del mundo.

Trump, que atacó a Ryan y a básicamente toda la cúpula republicana durante la campaña electoral, nunca se enfrentó a Priebus, quien tampoco afeó a Trump en los muchos momentos en los que los comentarios del magnate reconvertido en político hizo que los barones republicanos se echaran las manos a la cabeza.

Ahora, Priebus se convierte en uno de los hombres más poderosos de la Administración Trump junto con Steve Bannon, que será el jefe estratégico de la Casa Blanca y tendrá un poder equivalente al suyo, cuyo perfil es todo lo contrario por su carácter "antisistema".

Priebus deberá seguir jugando el papel que asumió cuando Trump, contra todo pronóstico, se hizo con la nominación republicana para las elecciones presidenciales y conciliar dos mundos dentro de la órbita conservadora que son como el agua y el aceite, pero que se necesitan mutuamente ahora más que nunca.

En una entrevista con ABC News el día después de ser nombrado este lunes futuro jefe de gabinete, Priebus aseguró que se encargará del día a día y de aconsejar a Trump en las funciones de Gobierno, previsiblemente para hacer de puente entre el Ejecutivo y un Congreso dominado por los republicanos.

Priebus confió en que su trabajo, codo con codo con Bannon, será fluido y responderá a una gran "asociación", algo que los miembros del equipo de transición a la Casa Blanca se apresuraron en señalar nada más conocerse los nombramientos.

La incógnita que queda por despejar es si, en los cuatro años de mandato en la Casa Blanca, Priebus tendrá el mismo éxito inesperado que cosechó en casi año y medio de campaña electoral manteniendo a raya dos facciones que amenazaban con destruir al partido.