El rumor que apuntaba a que sería la primera baja del Gobierno de Mauricio Macri acabó confirmándose. Alfonso Prat-Gay, encargado del rumbo económico del país y uno de sus ministros estrella, fue destituido en un momento en el que, tras un año de gestión, Argentina sigue sin salir de su dilatada recesión.

Experto en política monetaria y expresidente del Banco Central, el economista, porteño de 51 años, se convirtió en diciembre de 2015 en el titular del Ministerio de Hacienda y Finanzas, que sustituía a la cartera de Economía heredada del anterior Gobierno, encabezado por Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).

Con un discurso orientado a hacer frente a la "pesada herencia" económica recibida de ese Ejecutivo, el oficialista frente Cambiemos apostó desde el primer momento por la apertura de las relaciones políticas y económicas con el mundo y el fin del proteccionismo forjado durante el kirchnerismo.

No obstante, con apenas una semana de gestión, Prat-Gay se apuntó su primer tanto: levantar el llamado "cepo" al dólar para tratar de recuperar la senda de crecimiento tras -en ese momento- cuatro años de estancamiento y erradicar el complejo montaje de restricciones para el acceso a divisas extranjeras instaurado en 2011 por Fernández, que buscaba, sin suerte, contener la fuga de divisas.

"Estamos haciendo esto con el objetivo de normalizar la economía. Somos conscientes de que hay preocupación porque efectivamente en las últimas semanas ha habido aumentos de precios. Es parte de la herencia del gobierno anterior", sostuvo Prat-Gay.

Precisamente ese aumento de precios, fruto de la galopante inflación que históricamente sufre Argentina, ha sido uno de los principales caballos de batalla para la economía, aunque en los últimos meses, y tras la reestructuración de las estadísticas oficiales, las cifras parecen entrar en una ligera desaceleración.

Combinando un perfil predominantemente técnico con el de político, es quizá el acuerdo alcanzado con fondos que denunciaron al Estado por deuda en mora desde 2001 el mayor hito cosechado por este graduado con honores en Economía por la Universidad Católica Argentina, que en 1992 viajó a Estados Unidos para estudiar un máster en Economía en la Universidad de Pensilvania.

"Basta de ataduras. Basta de cepos. #ChauDefault Arranca una nueva etapa. Los argentinos, listos para emprender y crecer", escribió Prat-Gay en Twitter el día en que Argentina abonó 9.300 millones de dólares a los acreedores con los que mantenía un complicado litigio en tribunales de Nueva York, un pago con el que el país pudo normalizar su relación con los mercados financieros.

La euforia y las continuas promesas de que la economía se recuperaría en el segundo semestre -algo que no sucedió- dieron paso a una impaciencia ciudadana que le ha costado varios puntos en las encuestas de opinión a la gestión de Macri, quien insiste en que acabar con la pobreza, derrotar al narcotráfico y unir a los argentinos son sus principales fines.

Sin embargo, nada de eso ha encontrado solución. Más del 32 % de los ciudadanos se encuentra en la pobreza y la inseguridad ciudadana -a menudo derivada del narcotráfico- es una de las principales preocupaciones sociales.

Piedras en el camino que apuntan en gran medida al ministerio de Prat-Gay, que a pesar de haber augurado un aluvión de inversiones al país, no ha conseguido remontar una economía que no crece y sin crear empleo.

El producto interior bruto (PIB) registró en el tercer trimestre del año una caída del 3,8 % respecto del mismo periodo de 2015, y la industria descendió un 8 % en octubre; mientras que se calcula que se han perdido unos 120.000 empleos, sobre todo en la construcción.

Al respecto, el Gobierno siempre se ha mostrado optimista, aún reconociendo que el año que termina ha sido difícil, poniendo la mira a un 2017 en el que augura la economía volverá a crecer.

No obstante, en el Presupuesto Nacional para ese año, el Ejecutivo prevé un crecimiento de alrededor del 3,5 % y calcula que la inflación dejará de ser una preocupación.

La amnistía fiscal propuesta por el oficialismo y aprobada por el Congreso e ideada para recuperar fondos para pagar una reforma del sistema de jubilaciones, es considerado otro de los puntos a favor de la tarea de Prat-Gay, que comenzó a ser conocido durante la Presidencia del radical Fernando de la Rúa (1999-2001).

Forjado en el banco de inversión estadounidense JP Morgan, fue propuesto por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, para ocupar la presidencia del Banco Central, lo que finalmente no se concretó hasta a finales de 2002, cuando el presidente provisional Eduardo Duhalde lo designó titular de la entidad en un momento en el que Argentina empezaba a recuperarse de la severa crisis de 2001.

"Cuando presidí el Banco Central aprendí rápidamente que los grandes desafíos se resuelven construyendo consensos y no dando órdenes. Necesito escuchar. Me gusta escuchar", había dicho Prat-Gay, que dejó de dirigir la autoridad monetaria en 2004, cuando se venció su mandato y no aceptó otro período por diferencias de estrategia con el mandatario Néstor Kirchner (2003-2007).

En marzo de 2008 comenzó a liderar los equipos de la Coalición Cívica (CC), aliada de Macri en las elecciones presidenciales, mientras que entre 2009 y 2013 se desempeñó como diputado.

Cuando Macri se postuló a la Presidencia, Prat-Gay se convirtió en uno de los puntales de su equipo económico.

Ahora, todo da un vuelco con su destitución, que se da en medio de rumores de mala relación con otros miembros del Ejecutivo y pocas semanas después del último revés para su cartera, luego de que la Cámara de Diputados frenase un proyecto del oficialismo que buscaba reformar los impuestos que gravan los salarios.

"Queremos agradecer enormemente la tarea de Prat-Gay, que ha manejado un ministerio muy desafiante en un año muy desafiante por la transición económica", sentenció hoy el jefe de Gabinete, Marcos Peña, al comunicar su cese.