Los restos mortales del expresidente luso Mário Soares, fallecido el sábado pasado a los 92 años, no podrán ser trasladados hasta 2037 al Panteón Nacional, donde yacen las personalidades más ilustres de la historia de Portugal.

Aunque la legislación determinaba que los restos mortales de los ciudadanos distinguidos podían ser trasladados al Panteón un año después de su muerte, la norma fue alterada el año pasado para extender ese plazo hasta las dos décadas.

El Parlamento portugués tiene competencia exclusiva para decidir qué personalidades pueden recibir el honor de descansar en el Panteón Nacional.

Este reconocimiento se destina a "homenajear y perpetuar la memoria de los ciudadanos portugueses que se distinguieron por los servicios prestados al país, en el ejercicio de altos cargos públicos, servicios militares, la expansión de la cultura, la creación literaria, científica y artística" y otros aspectos.

La última figura trasladada al Panteón, en julio de 2015, fue Eusébio (1942-2014), leyenda del fútbol portugués.

En el mismo lugar yacen los restos de antiguos presidentes de la República, escritores ilustres y figuras de la cultura portuguesa, como la popular fadista Amália Rodrigues (1920-1999).

Fundador del Partido Socialista, Soares desempeñó el cargo de primer ministro en dos fases (1976-1978 y 1983-1985) y fue presidente de la República entre 1986 y 1996.

Está considerado una figura clave en la construcción de la democracia del país y entre los momentos clave de su vida política destaca la firma de la adhesión de Portugal a la Comunidad Económica Europea en 1985.