Estados Unidos informó hoy de su mayor ejercicio de preparación para contener posibles brotes de enfermedades infecciosas, desplegado la semana pasada con una infraestructura desarrollada a raíz de la epidemia de ébola de 2014.

Este despliegue permitió simular el rescate de once pacientes en África Occidental.

Los departamentos estadounidenses de Estado y de Salud dieron cuenta hoy a la prensa del simulacro, llamado "Cambio tranquilo" ("Tranquil shift") y que tuvo lugar entre el 10 y el 12 de abril.

"Fue el mayor ejercicio de contención biológica en el extranjero de la historia, diseñado para evaluar la preparación de los socios federales, estatales, locales y privados para responder a un brote en el extranjero", dijo el doctor William A. Walters, de la Oficina de Servicios Médicos del Departamento de Estado.

El simulacro sirvió para "poner a prueba la capacidad aérea máxima del Gobierno estadounidense en respuesta al brote simulado de un patógeno altamente contagioso", explicó Walters en una conferencia de prensa telefónica.

Un total de cinco aviones despegaron desde Atlanta (Georgia, EEUU) el 11 de abril hacia Dakar (Senegal), donde se prepararon para la evacuación; y al día siguiente volaron a Freetown (Sierra Leona) para "recoger a los pacientes" y trasladarlos hasta el aeropuerto internacional de Washington, precisó Walters.

El ejercicio se completó cuando, una vez pasadas las aduanas en la capital estadounidense, los "pacientes" fueron trasladados a una de las cinco instalaciones preparadas para albergar personas contagiadas de enfermedades infecciosas, en los estados de Nueva York, Maryland, Minesota, Colorado y Nebraska.

"Las dimensiones de este ejercicio no tienen precedentes, y son una muestra de las lecciones aprendidas y los cambios que se hicieron después del brote de ébola" en 2014, afirmó Walters.

La capacidad del Gobierno estadounidense se ha refinado desde entonces, y ahora, además de los sistemas de contención "aeromédicos" que se utilizaron para evacuar a pacientes de ébola, dispone de unidades más sofisticadas, de unos doce metros de largo (40 pies) y que permiten acoger a más pacientes y personal médico.

Los once "pacientes" que protagonizaron el simulacro eran voluntarios, algo que Walters consideró un avance respecto al anterior ejercicio de este tipo, que involucró solo a dos personas y un maniquí.

El ejercicio demuestra que el Gobierno de Washington sigue dando prioridad a su preparación ante posibles crisis sanitarias globales, a pesar de que el actual presidente estadounidense, Donald Trump, criticó a su predecesor, Barack Obama, por su respuesta al brote de ébola en 2014, y llamó a detener las evacuaciones a EEUU de pacientes infectados.