El magnate brasileño Eike Batista dejó la cárcel de Bangú, en Río de Janeiro, donde estuvo preso desde fines de enero por corrupción, y fue trasladado a su residencia particular, donde cumplirá un régimen de prisión domiciliaria.

Batista, quien llegó a ser el hombre más rico del país y uno de los más acaudalados del mundo, fue detenido hace tres meses por participar en una trama corrupta tejida por el exgobernador de Río de Janeiro Sergio Cabral, también en prisión por ese mismo asunto.

El traslado de Batista a su domicilio fue autorizado esta semana por el magistrado de la Corte Suprema Gilmar Mendes, quien aceptó un "habeas corpus" presentado por la defensa, la cual consideró "injusto" mantenerle en prisión cuando ha decidido colaborar con la Justicia en las investigaciones.

Batista está acusado de corrupción activa, lavado de dinero y asociación ilícita, sobre la base de que habría pagado unos 16,5 millones de dólares en sobornos al exgobernador Cabral a cambio de obtener diversos contratos con el sector público.

Mientras estuvo en la cárcel de Bangú, el magnate de 60 años, que llegó a ser el octavo hombre más rico del mundo según la revista "Forbes", compartió una celda de 15 metros cuadrados con otros seis acusados de participar en la trama corrupta destapada en la compañía estatal Petrobras.