El líder del partido gobernante en Polonia, Jaroslaw Kaczynski, rechaza que Polonia acoja refugiados porque considera que aceptar un elevado número de extranjeros de una cultura distinta puede causar una "catástrofe social".

"Tendríamos que cambiar por completo nuestra cultura, veríamos reducido el nivel de seguridad en nuestro país y todo eso podría conllevar una especie de catástrofe social", aseguró en declaraciones que publica hoy el diario "Gazeta Polska" el presidente del ultraconservador Ley y Justicia (PiS).

Kaczynski considera que es difícil lograr el equilibrio en sociedades con una alta tasa de inmigración de culturas diferentes, y que la admisión de extranjeros traería a Polonia problemas de orden público.

Si se quieren detener "las agresiones protagonizadas por inmigrantes, incluso contra las mujeres", argumenta Kaczynski, es necesario utilizar la fuerza policial o algún tipo de instrumento represivo, aunque entonces se acusará al Gobierno de ser "nazi", lo que provoca "un círculo vicioso en el que simplemente no podemos entrar".

Otros políticos polacos también han expresado el temor a que su país acoja refugiados, especialmente musulmanes, y han aducido que la homogénea sociedad polaca tendría problemas para integrarlos.

"El Gobierno polaco no cambiará de opinión sobre los refugiados, es una decisión final", dijo este fin de semana Elzbieta Witek, jefa de gabinete de la primera ministra, en declaraciones a la cadena de televisión pública TVP.

"Soy cristiana y católica y trato de ser una buena persona, y el Gobierno polaco actúa de la misma manera, pero un buen cristiano es alguien que ayuda, no necesariamente aceptando refugiados", añadió.

No obstante, el anterior Ejecutivo polaco, liderado por la formación de centro-derecha Plataforma Ciudadana, acordó en 2015 que Polonia recibiría cerca de 7.000 solicitantes de asilo de los campos de refugiados de Italia y Grecia, aunque tras su derrota electoral y la victoria del PiS en las elecciones de octubre de ese año, dejó en el aire este compromiso.

La Comisión Europea ha amenazado a Varsovia con sanciones si no cambia su posición y acepta finalmente recibir una parte de los refugiados que llegan al continente.

El presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, afirmó la semana pasada que "habrá consecuencias" para el Gobierno de Polonia si no cambia de rumbo y abre sus puertas a la llegada de refugiados.

Hasta ahora Polonia, Austria y Hungría no han aceptado a un solo solicitante de asilo llegado en los últimos meses a Italia y Grecia.