Portugal lucha todavía hoy por controlar el incendio que arrasa desde este pasado sábado el centro del país y que es ya el más mortífero de su historia, con un balance provisional de 61 muertos y 57 heridos, que las autoridades temen que aumente en las próximas horas.
El incendio, iniciado durante la tarde del sábado, se concentra en el término municipal de Pedrógão Grande, situado en el distrito de Leiria, una zona del centro del país, caracterizada por aldeas pequeñas y dispersas, y enormes llanuras por las que atraviesan varias carreteras nacionales.
Las vías, rodeadas de vegetación, han sido el epicentro de una tragedia “como no se recuerda” en el país, dijo el primer ministro portugués, António Costa, desde el puesto de control que las autoridades han instalado en Pedrógrão Grande para seguir las novedades, cada vez más desoladoras.
El balance de fallecidos que, “muy probablemente” puede seguir incrementándose, alertó Costa, ha ido subiendo a pasos agigantados cuando de día y con el refuerzo de medios –son ya más de 700 efectivos los que combaten el fuego con apoyo aéreo de España y Francia– se ha podido llegar a zonas convertidas en un infierno durante la noche.
Ha sido a la luz del sol cuando las autoridades han encontrado el centro de la tragedia en una carretera que une los municipios de Figueiró dos Vinhos y Castanheira de Pera, donde treinta personas murieron en sus vehículos.
Había entre ellas “familias enteras”, según el secretario de Estado de Administración Interna del Gobierno luso, João Gomes, que describe un “escenario horrible” en el que decenas de personas se vieron atrapadas en una carretera rodeada por las llamas. Otras 17 perecieron en los márgenes de las vías, en tanto que 10 más fallecieron en el “entorno rural” que rodea a estas carreteras. Entre los heridos, cuatro se encuentran en estado grave, y se tiene constancia de la destrucción de varias viviendas cercanas.
El propio Gomes reconoció en las primeras horas que el fuego se propagó de una forma “que no tiene explicación”, aunque la Policía Judicial (PJ) ha descartado cualquier intencionalidad y ha apuntado al impacto de un rayo contra un árbol como la causa más probable.
Los fuertes vientos, unidos a temperaturas superiores a los 40 grados, fueron los causantes de la rápida propagación, algo que se ha repetido en las últimas horas y ha complicado las labores de extinción. Permanecen activos cuatro frentes, dos de ellos “de extrema violencia”, según Gomes, que han puesto en alerta a varias aldeas vecinas, donde el Gobierno ha enviado a 400 efectivos de la seguridad social para atender las necesidades de la población.
Además, ha ordenado el cierre de colegios, una medida que se une a la evacuación de más de un centenar de personas ante el riesgo que corren algunas poblaciones.
Al mismo tiempo, continúa el trabajo de búsqueda e identificación de posibles víctimas “aldea por aldea”. El Gobierno ha decretado tres días de luto nacional a partir de ayer, ante la que es, además, la tragedia con más fallecidos en un sólo incendio en casi un cuarto de siglo en el mundo.