Cuando apenas se han cumplido cinco meses de su primer mandato en la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump ya anuncia que se presentará a la reelección en 2020. Aún faltan más de tres años y medio para las próximas elecciones pero el magnate no quiere perder el tiempo y ya se ha puesto manos a la obra para recaudar fondos que ayuden a financiar su futura campaña electoral.

La viceportavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, ha confirmado la noticia durante la rueda de Prensa del miércoles. "Por supuesto que se presentará a la reelección", ha señalado Sanders, según ha recogido el diario ''Washington Examiner''.

La viceportavoz ha informado que Trump acudiría esa misma noche a un acto en su hotel de Washington con objeto de recaudar fondos con donantes para financiar su campaña.

Las invitaciones al acto, que ha tenido lugar en el Hotel Internacional Trump, han costado 35.000 dólares por persona o 100.000, en caso de que se quiera formar parte del comité anfitrión.No obstante, Sanders ha señalado que Trump se está enfocando, a corto plazo, en las ''midterm'' de 2018. "Ahora mismo, se está centrado en su agenda, concentrado en las ''midterm''", ha asegurado."Será la primera elección en la que recaude dinero para el partido. No creo que sea algo raro para ningún presidente", ha matizado.

SANCIONES A RUSIA

El mandatario estadounidense viajará la semana que viene a la reunión del G-20 que tendrá lugar en la localidad alemana de Hamburgo. Según ex funcionarios de la Casa Blanca, Trump habría pedido a sus asesores que exploren qué ofrecer al presidente ruso Vladimir Putin durante el encuentro bilateral que mantendrán en Alemania ambos líderes.

Sin embargo, tanto el Congreso, como gran parte de su equipo, estarían en contra de hacer concesiones a Rusia pese a que el millonario lo lleva intentando desde sus primeras semanas en el cargo.

El personal del Consejo de Seguridad Nacional es el encargado de proponer "resultados" para este primer contacto Trump-Putin y una de las cuestiones que se manejan como propuesta es el regreso de los funcionarios expulsados por Obama tras la supuesta injerencia de Rusia en las elecciones de noviembre de 2016.

Sin embargo, según destaca el diario británico ''The Guardian'', el CSN cree que las concesiones unilaterales deben estar destinadas simplemente a mejorar el tono de las relaciones entre ambos países y miembros de su Administración no estarían muy conformes con que la reunión entre Putin y Trump tenga un carácter demasiado formal.Varios funcionarios sostienen que debería ser breve e informal, ya que otra actuación podría no beneficiar la imagen del magnate.

No hay que olvidar que el presidente está bajo investigación por presuntas presiones al exdirector del FBI, James Comey, para que no investigara la colusión entre su equipo más próximo y la intervención de Rusia para beneficiarle electoralmente. Además, el detonante inicial de las sanciones a Moscú fue la intervención militar del Kremlin en Ucrania, y en este sentido no ha habido ningún retroceso y Rusia mantiene su actitud en Crimea.

El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Michael Anton, no respondió a la pregunta sobre las propuestas posibles para negociar en la reunión. Según un ex funcionario, lo que no quiere el Departamento es hacer un ofrecimiento sin "nada a cambio" y no está claro si Putin hará alguna concesión.

Más bien al contrario, el diario ruso ''Kommersant'' ha informado que el Kremlin podría imponer restricciones a una escuela anglo-estadounidense, aunque nada está confirmado oficialmente desde Moscú. El miércoles, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, mencionó en un encuentro con la Prensa que suponía que el contacto entre Trump y Putin tendría lugar "en un edificio, en una habitación", al encontrarse los dos presidentes en la misma ciudad y al mismo tiempo.

El magnate estadounidense ya intentó levantar las sanciones impuestas a Rusia durante sus primeras semanas en la Casa Blanca pero su pretensión se vio frustrada por la resistencia del personal de Departamento de Estado, los exfuncionarios de la anterior Administración y de sus propios aliados. De hecho, la primera ministra británica Theresa May le pidió durante su primer encuentro en Washington que no relajara las sanciones a Moscú.

El 14 de junio, el Senado de Estados Unidos aprobaba un refuerzo de las sanciones a Rusia pero se requiere la aprobación en la Cámara de Representantes donde se ha estancado por problemas técnicos, según explica el diario ''The Guardian''.

Quien fue subsecretario de Estado en el Departamento de Defensa de Rusia, Ucrania y Eurasia, Evelyn Farnkas, ha dicho que las sanciones que se impusieron contra diplomáticos rusos y el cierre de varias sedes diplomáticas en Estados Unidos eran sólo el primer paso en las acciones punitivas contra Moscú.

"Si el presidente Trump empieza a deshacer cualquiera de esas medidas (...) el gobierno ruso van a intentarlo de nuevo (en referencia a la intromisión electoral)".

La semana que viene se verá si el presidente estadounidense hace caso a sus asesores y a los responsables de la Seguridad Nacional, o bien sigue yendo por libre y hace saltar por los aires las recomendaciones diplomáticas de su equipo.