Los senadores Bob Corker y Jeff Flake han decidido que no seguirán callados mientras observan al presidente de EEUU, Donald Trump, "degradando" al país y "socavando las normas democráticas", según dicen, aunque aún son minoría en un Partido Republicano que sigue mostrándose unido en torno al magnate.

"Nunca debemos considerar como ''normal'' el debilitamiento regular de nuestros ideales y normas democráticas", advirtió este martes Flake al anunciar desde el Senado que no optará a la reelección del escaño por Arizona que ocupa ahora en las elecciones legislativas de 2018.

En un discurso dirigido a denunciar la actitud de Trump y las consecuencias que está teniendo dentro y fuera de EEUU, Flake urgió a dejar de aceptar "con resignación" los "ataques personales", las "amenazas" a las libertades y a las instituciones, y "el flagrante desprecio por la verdad" que acompañan al magnate desde su llegada a la Casa Blanca.

"Yo soy republicano. Y soy conservador. Y me gustaría tener un presidente republicano, pero no a cualquier precio", apuntó hoy el senador por Arizona durante una ronda de entrevistas televisivas.

A juicio de Flake, ningún presidente, demócrata o republicano, de la historia reciente de EEUU exhibió "el tipo de comportamiento" que está mostrando Trump.

Solo unas horas antes de las advertencias lanzadas por Flake desde el Senado, era Corker quien cuestionaba la capacidad de Trump para gobernar después de haber señalado a comienzos de octubre que el mandatario estaba "encaminando" a EEUU hacia "la III Guerra Mundial".

Trump "ha demostrado ser incapaz de estar a la altura de las circunstancias" y, cuando termine su mandato, se le recordará sobre todo por la "constante falta de veracidad" y la "degradación de nuestra nación", declaró Corker, senador por Tennessee, en los pasillos del Capitolio.

El actual presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, quien como Flake tampoco buscará la reelección en 2018, también llamó "mentiroso" a Trump, al pedir "alertar" al personal de la "guardería" en la que cree que se ha convertido la Casa Blanca con la llegada del magnate.

Trump respondió con insultos, llamó "don nadie" a Corker y afirmó que, como "cabeza incompetente" del Comité de Exteriores del Senado, "no tiene ni idea" y, por eso, "el mundo entero ha estado riéndose y aprovechándose" de Estados Unidos.

Hoy el presidente dejó de lado las descalificaciones personales y subrayó en un tuit el "festival de amor" que, a su juicio, fue el encuentro con "grandes ovaciones y grandes ideas" que mantuvo este martes con los senadores republicanos, al tiempo que minimizó las duras críticas de Flake y Corker.

Al salir de la Casa Blanca para volar a Dallas (Texas), Trump reafirmó ante los periodistas que existe "una gran unidad en el Partido Republicano".

En línea con el argumento que ha mantenido la Casa Blanca tras los ataques de Corker y Flake, Trump sostuvo en su cuenta de Twitter que la razón "muy simple" por la que ambos no van a competir en las legislativas de 2018 es porque tienen "cero posibilidades de ser elegidos".

Lo cierto es que, según varias encuestas, Trump sigue siendo muy popular entre los votantes de Tennessee y Arizona, los estados a los que representan Corker y Flake, y ambos tendrían complicado lograr la reelección en caso de querer optar a ella.

El propio Flake reconoció hoy durante su ronda de entrevistas que, "encuesta tras encuesta", queda claro que "la mayoría" de los votantes republicanos apoya "firmemente" a Trump.

La "rebelión" republicana no va, por ahora, más allá de Corker, Flake y del también senador y excandidato presidencial John McCain, quien nunca ha tenido reparos en criticar algunas políticas de Trump, pero últimamente ha denunciado de manera más abierta los peligros del "nacionalismo" que impulsa el mandatario.

Asimismo, la semana pasada llamó la atención un discurso que dio en Nueva York el expresidente George W. Bush, quien alertó del aumento de la división y la intolerancia en el país, y denunció el uso de la "intimidación" y los "prejuicios" por parte de líderes políticos, sin mencionar en ningún momento explícitamente a Trump.

"Estamos en la misma página", zanjó este martes el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, sin querer entrar a comentar las críticas a Trump e insistiendo en que el partido está trabajando unido para sacar adelante las prioridades del mandatario, entre ellas la reforma fiscal.