El presidente de EEUU, Donald Trump, llega mañana a Manila para sumar apoyos en Asia Oriental contra el programa nuclear de Corea del Norte, además de celebrar el esperado primer encuentro con su polémico homólogo filipino, Rodrigo Duterte.

Tras pasar por Japón, Corea del Sur, China y Vietnam, Trump concluirá su cuarto viaje internacional y el primero por Asia en la capital filipina, donde participará en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), un club regional que este año celebra su 50º aniversario.

La ASEAN está formada por Birmania (Myanmar), Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.

El presidente estadounidense, que tenía planeado pasar solo dos días en Filipinas y reunirse con los líderes de la ASEAN, anunció que finalmente se quedará hasta el martes 14 para estar también presente en la paralela XII Cumbre de Asia Oriental.

Ambos encuentros reunirán del 12 al 14 de noviembre a los principales líderes de los países de Asia y parte del Pacífico, aunque con las grandes ausencias de los presidentes chino, Xi Jinping, y ruso, Vladímir Putin, que serán sustituidos por sus segundos de a bordo, los primeros ministros Li Keqiang y Dmitri Medvédev, respectivamente.

La decisión de Trump de alargar su estancia y participar en la Cumbre de Asia Oriental -un foro más amplio que incluye a China, India, Corea del Sur y Australia, entre otros- podría servir, según expertos, para dar un mayor impulso a su campaña contra Corea del Norte.

"Hasta ahora nunca se ha abordado el problema de Corea del Norte en la Cumbre de Asia Oriental, así que es posible que Trump busque incluir y priorizar el asunto también en este círculo", explicó el profesor de Ciencias Políticas Aries Arugay, de la Universidad de Filipinas (UP).

En línea con su discurso hasta el momento, el presidente de EEUU previsiblemente buscará apoyos a su estrategia de presionar a China para que aisle a Corea del Norte.

En su segundo encuentro bilateral celebrado el jueves en Pekín, Trump aseguró a Xi que China "puede solucionar fácil y rápidamente" la crisis de las pruebas nucleares y balísticas norcoreanas, dada la influencia del régimen comunista chino sobre el del dictador Kim Jong-un.

En todo caso, se espera que en Filipinas Trump se centre en la seguridad y deje la economía en segundo plano, después de que en la cumbre del foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), finalizada hoy en Vietnam, dejara clara su apuesta por los pactos comerciales bilaterales para potenciar la presencia de EEUU en la región.

El presidente estadounidense tiene programada en Manila una reunión bilateral con Duterte, que será la primera entre estos dos jefes de Estado continuamente rodeados de polémica y que en más de una ocasión se han declarado admiración mutua.

Es probable que ambos líderes enfoquen su diálogo a la lucha contra el terrorismo del Estado Islámico (EI), presente en el sur de Filipinas y causante de cinco meses de combates en la ciudad de Marawi, así como en los modos de combatir las drogas ilegales, un asunto prioritario para Duterte.

El presidente filipino aseguró en mayo que Trump había elogiado por teléfono la eficacia de su "guerra contra las drogas", que con casi 4.000 sospechosos muertos a manos de la policía ha sido objeto de críticas de organizaciones de derechos humanos e incluso de la anterior administración de Barack Obama.

Dada la preocupante epidemia de consumo de opiáceos que sufre EEUU, y que esta semana una comisión de la Cámara de Representantes de Washington instó a Trump a condenar la campaña antidroga de Duterte, existe una gran expectación sobre el encuentro bilateral.

"Es posible que Trump juegue el papel de equidistante y ofrezca ayuda a Duterte; que reconozca que el narcotráfico es un problema trasnacional y que hace falta cooperación. Con esto evitaría elogiar directamente la campaña, y desde luego no la condenará como hizo la administración de Obama", opina el politólogo Aries Arugay.

Lo que sí es seguro es que Trump será recibido en Filipinas con protestas, entre ellas la convocada el día 13 frente a la Embajada de EEUU en Manila, que busca superar en magnitud a las manifestaciones celebradas hasta la fecha con escasos centenares de personas.