El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, firmó una declaración para poner fin de forma oficial al proceso de paz con los rebeldes comunistas del país, a los que busca declarar como organización terrorista por sus recientes atentados con muertos.

Duterte ordenó a los órganos competentes del Gobierno "cancelar las negociaciones de paz y las reuniones con el Nuevo Frente Democrático/Partido Comunista de Filipinas/Nuevo Ejército del Pueblo", según la Proclamación Nº 360, emitida el jueves y facilitada hoy por la Oficina Presidencial.

"Nos parece lamentable que sus miembros no hayan demostrado sinceridad y compromiso a la hora de buscar unas negociaciones pacíficas legítimas y significativas", expresó en su comunicado la Oficina Presidencial, que de momento no ha hecho público el documento firmado por el presidente.

La orden sirve para formalizar la ruptura después de que la oficina del secretario Jesús Dureza, asesor presidencial para el proceso de paz, anunciara el miércoles la decisión, que atribuyó a la falta de voluntad de negociación de los comunistas y sus recientes ataques armados a las fuerzas de seguridad del país.

Duterte busca catalogar como "organización terrorista" al Nuevo Ejército del Pueblo (NEP), brazo armado del Partido Comunista de Filipinas que este mes perpetró dos atentados en los que murieron un soldado, un policía y un niño de cuatro años, y varios civiles resultaron heridos.

Fundado en 1969, el NEP ya figura como organización terrorista en las listas de Estados Unidos y de la Unión Europea, aunque el Gobierno de Filipinas le retiró esta etiqueta en 2011 para facilitar las negociaciones de paz.

El conflicto entre el Estado filipino y esta guerrilla de inspiración maoísta -que cuenta con unos 6.000 combatientes en activo y se financia extorsionando a la población en áreas rurales- ha causado al menos 30.000 muertos en más de cuatro décadas y media.

Bajo el mandato de Duterte, iniciado el 30 de junio de 2016, se firmó un alto el fuego en agosto del año pasado que duró hasta primeros de febrero de este año, cuando los comunistas decidieron romperlo de manera unilateral.

El pasado 3 de noviembre el Partido Comunista de Filipinas rechazó una nueva oferta de conversaciones de paz del Gobierno, así como la propuesta de reintegrar a parte de los rebeldes en la sociedad aportándoles viviendas y trabajo a cambio de su rendición.