La canciller alemana, Angela Merkel, y el líder socialdemócrata Martin Schulz prosiguen hoy la maratoniana negociación que comenzaron ayer a primera hora en busca de un preacuerdo para una gran coalición de gobierno, ante los disensos persistentes en política fiscal y migratoria.

Las conversaciones se celebran en la sede del Partido Socialdemócrata en Berlín y ahí continúan más de veinte horas después.

La consigna de la discreción se ha mantenido casi sin fisuras desde el domingo, cuando comenzó la ronda de reuniones de "sondeo" para analizar la posibilidad de reeditar la gran coalición, tres meses y medio después de las elecciones.

Los escasos acuerdos que han llegado hasta los medios, sobre un margen de gasto de 45.000 millones de euros para esta legislatura o sobre política medioambiental, no han tenido confirmación oficial, ya que, según distintos dirigentes, "nada está acordado hasta que todo esté acordado".

Las propuestas del SPD pueden costar más del doble del margen citado y al supuesto acuerdo para subir la tarifa impositiva máxima del 42 % actual al 45 % los socialdemócratas quieren sumar cambios en el denominado "impuesto para ricos" que grava las grandes rentas, en lo que tampoco habría acuerdo.

Según medios alemanes, persisten al parecer también los disensos en política migratoria y en las restricciones impuestas en 2016 a la reagrupación familiar de los refugiados, que deberían levantarse en marzo y que quiere mantener el ala más derechista de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y su partido hermanado la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU).

Al comenzar la reunión, tanto Merkel como Schulz reconocieron que existían todavía "grandes escollos" para el acuerdo, pero se mostraron dispuestos a negociar hasta el final un preacuerdo que sirva de base formar una nueva gran coalición.

Tras fracasar las conversaciones que la canciller mantuvo tras las elecciones con liberales y verdes, sólo esa fórmula le daría el gobierno estable que desea y permitiría evitar la repetición de las elecciones.

Su destino político y el del líder socialdemócrata está supeditado a lo que ocurra en esta compleja negociación.

Ni uno ni otro pueden desear ir a nuevas elecciones, ya que, según la mayoría de los sondeos, sus formaciones perderían apoyo y podría salir beneficiada la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

Cualquier preacuerdo hoy deberá recibir el visto bueno de un congreso extraordinario del Partido Socialdemócrata (SPD) -el 21 de enero- antes de que comiencen las negociaciones para un acuerdo formal de gobierno, que será sometido finalmente al voto de los militantes.