Las concesiones hechas por la canciller alemana, Angela Merkel, al Partido Socialdemócrata (SPD) han generado descontento en las filas conservadoras y en algunos medios se habla incluso de una rebelión dentro de la Unión Cristianodemócrata (CDU).

"Rebelión contra Merkel", titula en la portada de su edición digital el diario "Bild" que recoge además una serie de declaraciones que muestran el descontento que hay dentro del partido que lidera Merkel desde hace 18 años.

Al margen de los aspectos programáticos del acuerdo de coalición, que todavía debe ser aprobado por una consulta a los militantes del SPD y por un congreso de la CDU, hay malestar por el reparto de los ministerios.

El SPD, tras obtener con el 20,5 % su peor resultado histórico y quedar 10 puntos por debajo de la CDU en las generales de septiembre, se quedó con la cartera de Finanzas, además de mantener otros dos ministerios clave que son Exteriores y Trabajo y Asuntos Sociales.

"Si la CDU acepta esta humillación entonces habrá renunciado a sí misma", dijo el expresidente del grupo parlamentario común de la CDU y su ala bávara la Unión Socialcristiana (CSU) Friedrich Merz.

Merz no tiene actualmente ningún cargo dentro del partido pero sigue siendo añorado por los sectores más conservadores de la agrupación que lo ven como una de las víctimas más destacadas del giro al centro que ha dado la CDU durante la gestión de Merkel.

Las declaraciones de Merz, recogidas por el "Bild", son un llamamiento a los delegados del congreso del partido para que rechacen el acuerdo de coalición.

El antiguo líder del ala derecha de la CDU no está sólo como se ve en opiniones de diputados todavía activos.

Según Carsten Linnemann, representante del ala empresarial de la agrupación dentro del grupo parlamentario, el acuerdo es "el principio del fin de la CDU como partido de masas".

La diputada berlinesa Sylvia Pantel, por su parte, advierte que el congreso no será sólo un trámite para Merkel.

Otros consideran que, tras el resultado de las negociaciones de coalición, ha llegado la hora de plantearse un relevo en la jefatura del partido y, a medio plazo, al frente de la cancillería.

En opinión del jefe de las juventudes cristianodemócratas, Paul Ziemack, la cúpula del partido no fue afortunada en las negociaciones y tiene que iniciarse una renovación personal en los cargos más importantes.