"Así es el mundo y creo que ustedes tienen derecho a saberlo". El coronel Pedro Baños, experto en geoestrategia, concluyó así el martes la presentación de su libro "Así se domina el mundo" ante las más de 70 personas que se reunieron en el cuartel de Almeyda, en un acto organizado por Casa África y Acción Exterior del Cabildo de Tenerife. Este "best seller" sobre relaciones internacionales, que va a ser traducido a varios idiomas y recoge más de 30 años de servicio público, quiere ayudar a que los ciudadanos entiendan, y cambien, el funcionamiento del mundo.

En su libro dice que el mundo es como un patio de colegio. ¿Qué estados hacen "bullying"?

Los tres grandes dominadores de este patio de colegio son Estados Unidos, que sigue siendo la gran superpotencia, y sus otros dos grandes contrincantes, que le hacen una oposición cada vez más fuerte, que son China y Rusia. A partir de ahí están los demás países, los aduladores de cada bando y los que quieren establecerse fuera de los bandos, pero que, muchas veces, son los que son atacados por todos.

Dice que hay un interés renovado por las relaciones internacionales. Pero, ¿es más difícil hoy estar al tanto de las estrategias y alianzas?

Estamos en un mundo en el que hay una inmediatez y una aceleración de los acontecimientos como nunca antes se había dado, también propiciada por la tecnología. Eso se traslada a la geopolítica, donde cada vez es más difícil hacer análisis a corto plazo, porque de la noche a la mañana cambian las cosas de una forma inusitada.

Ahora que los gobiernos nacionales son más incapaces de dar respuesta a los problemas de los ciudadanos, ¿tenemos más obligación, o responsabilidad, de saber cómo se toman las decisiones en el mundo?

En una democracia es fundamental el derecho a estar bien informado, pero la situación del periodismo es la que es. Hoy mismo hay noticias sobre expedientes de regulación de empleo muy importantes en periódicos españoles. De alguna forma se está perdiendo ese periodismo de investigación, y vivimos básicamente del "breaking news", de dar la última noticia, pero sin profundizar ni llegar a más. Eso hace que muchas veces los ciudadanos no tengan la capacidad de reflexión que deberían tener en un sistema democrático.

Las campañas de desinformación han existido siempre, pero ¿cómo influye en ellas la tecnología?

En el libro cito algunas históricas, como la campaña contra los Templarios, para hacerse con su fortuna, pero podríamos poner muchísimos otros ejemplos. La diferencia es que hoy en día se hacen campañas a nivel planetario porque lo permite la tecnología. Todas las grandes potencias tienen sus campañas de información, de desinformación y de tergiversación de la información. Nosotros somos sus marionetas.

Somos marionetas, pero si uno mira solo a las redes sociales y ve hashtags como #BringBackOurGirls, puede llegar a creer que los ciudadanos tienen más conocimiento de lo que ocurre en el mundo. ¿Es así?

No, no saben qué significa Boko Haram ni toda la problemática que hay en Nigeria. Si esto es un pastel, nos quedamos con la guinda. Cuando se quiere magnificar un acontecimiento, se hace con gran facilidad, pero luego hay dramas de los que no se habla. Si ahora alguien quisiera hablar de Yemen, sobre el drama humanitario que está ocurriendo, tendría noticias para abrir todos los días el telediario.

Pasó con Siria: el conflicto tardó años en llegarnos.

Los conflictos no llegan hasta que nos afectan directamente o alguien hace que nos afecten. Aquí empezamos a hablar de Siria cuando iban por 150.000 muertos. Ya van por medio millón. Pero dramas hay muchísimos. Al mes, en el mundo, puede haber unos 300 atentados yihadistas con entre 1.500 y 2.000 fallecidos. Y aquí no nos enteramos a no ser que el atentado sea cometido en Europa o afecte a un occidental.

Hace unos meses China abrió su primera base militar en África. ¿Cómo hay que entenderlo en el contexto de la "colonización" china del continente?

China está haciendo una campaña internacional muy a largo plazo, sin llamar la atención, acompañada de una campaña mediática que les haga parecer no belicistas. Pero, al mismo tiempo, está reforzando sus capacidades militares y su economía, que es fundamental para ello. Necesita obtener recursos naturales, empezando por energía, pero siguiendo por alimentos, por tierras cultivables, allí donde puede, porque carece de ellas para sostener a toda su población. Y África es el escenario propicio para ello; estados, en general, desestructurados que son fácilmente "comprables". China aprovecha esas circunstancias, además de que, efectivamente, está expandiéndose desde el punto de vista militar, está empleando cada vez más sus fuerzas en operaciones de paz, y ha abierto también esta base en Yibuti. Pero no olvidemos que aun así Estados Unidos tiene más de 700 bases en el mundo, así que no pensemos que ahora China va a conquistar militarmente el mundo.

Y económicamente, ¿está ganando esa guerra China?

Estaba empezando a ganarla y el señor Trump quiere revertir completamente esa situación. La globalización económica la inventó Estados Unidos y de repente se da cuenta de que le está ganando la partida China.

El escritor Antonio Muñoz Molina, que vivió durante años en EEUU, dijo el otro día que Obama había sido una anomalía, que la sociedad norteamericana se parecía más a Trump. ¿Cuánto hay de pose en Trump?

Primero deberíamos hablar de la pose de Obama. Obama fue un lavado de imagen que en ese momento necesitaba Estados Unidos, que había perdido prestigio con el señor Bush. Nos convenció de que iba a repartir poder, a acabar con las guerras, a cerrar Guantánamo, pero tampoco pasó nada de eso. Obama vendió en ocho años de mandato el doble de armamento que Bush en sus ocho años y no nos enteramos. Y se siguieron haciendo operaciones con drones y con fuerzas de operaciones especiales en todo el mundo, pero tampoco nos enteramos. El señor Trump hace las cosas de otra manera; es mucho más asertivo, es de los que les gusta dar un golpe sobre la mesa y que, además, nos enteremos todos. Pero al final, el objetivo de Estados Unidos es el mismo: seguir siendo la primera potencia del mundo.

¿La UE tiene una estrategia real de seguridad y defensa?

No. Lo acabamos de ver en la Cumbre de Munich, seguimos dando bandazos. Tenemos intereses enfrentados dentro de la Unión Europea, que está muy debilitada y tiene muchos problemas, empezando por el grupo de Visegrado, que no quiere acoger a refugiados. Cada país tiene unas percepciones de la amenaza completamente diferentes. Y si no hay una percepción de la amenaza común, y que además sea existencial, es muy difícil llegar a una política de seguridad y defensa común.

Pero primero Obama y ahora Trump le han recordado a Europa que no siempre va a estar EEUU para solucionar conflictos que le quedan muy lejos. ¿Necesita invertir más en armamento Europa?

Sobre todo lo que quiere Trump es que pague más. Estados Unidos no va a abandonar la OTAN, porque es el que pone más medios y más dinero -el que impone las misiones- y porque es un elemento de primera magnitud para controlar el mundo. Pero no puede ser que haya países europeos que aporten el 2,2% del PIB y otros que aportan solo el 0,5%. En Europa, para tener una defensa propia todos los países tendrían que ir a una homogeneización de lo que aportan, pero aun así seguiría siendo desigual, porque hay países muy pequeños, que aportarían muy poco aunque pusieran el 3% de su PIB. Lo mismo pasa con el aporte de fuerzas: no es lo mismo Francia, que además tiene capacidad nuclear, que Malta. Y, al final, el temor que tienen algunos países, especialmente los más pequeños, es que la defensa común sea la defensa de los grandes, de Francia y Alemania, y que al final acaben atacando allí donde ellos tengan sus intereses económicos y geopolíticos, pero no por el interés general europeo.

¿Cuál es el riesgo para Europa de que la situación de Libia vaya todavía a peor?

Ya no sé si puede ir a peor. Libia es un país completamente roto, donde se estima que hay al menos 200 grupos principales combatiendo entre ellos por pozos de petróleo, por pequeñas regiones, por sus zonas ancestrales? Hay tres gobiernos. Volver a reconstruir ese país va a ser muy difícil, por lo menos como lo tenía Gadafi, que estaba relativamente bien. Tenía la mejor educación y la mejor sanidad de África, quitando Ceuta y Melilla, y ahora se ha desmontado por intereses que poco tienen que ver con la búsqueda de libertad, justicia y derechos humanos.

¿Cómo es posible que Francia consiguiera que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas invocara "la responsabilidad de proteger" por primera vez para intervenir en Libia, cuando quien tenía los intereses reales en Libia era Francia?

Porque hubo mucha manipulación al respecto. Se hicieron informes falsos sobre violaciones masivas -que hubo violaciones, pero no así-, de crímenes, y sobre todo porque en aquel momento Rusia y China no se dieron cuenta de cuáles eran los verdaderos objetivos. Se dieron cuenta cuando fue a suceder lo mismo en Siria. Entonces dijeron: "por aquí no pasamos". Y luego es verdad que hay unas circunstancias muy particulares que se daban en Libia, pero que no habían ocurrido en Siria. Gadafi se había convertido en un paria internacional. Tenía su "jamahiriya", una especie de socialismo muy particular, que no estaba bien visto por el socialismo internacional. Y su panarabismo tampoco estaba bien visto por los países árabes, porque era una república y para las democracias del Golfo Pérsico eso es demencial. Y, además, todo lo que había sucedido en su momento, su apoyo al terrorismo. Caso muy distinto es el de Siria, donde Rusia tenía intereses muy concretos, Al Asad tenía sus apoyos, empezando por Irán.

¿Cree que el deporte sirve para que progresen los derechos humanos? Por ejemplo, celebrar el mundial de fútbol de 2022 en Qatar.

Debería servir. El deporte no deja de hermanar, de ayudar a que los países se conozcan entre ellos, pero avanzar en algunos países en el caso de los derechos humanos, como Qatar, no solo para los qataríes, sino para los extranjeros que viven allí en condiciones lamentables... Debería servir al menos para que la gente prestara más atención. Pero recordemos Moscú 80, el boicot a la URSS. Hoy en día también habría que pensar en hacer boicot a algunos países que no respetan los derechos humanos.

Volviendo al tema de África: el crecimiento demográfico que está experimentando va a afectar a Europa. ¿Hasta qué punto es realista pensar que puede blindar las fronteras con dinero?

Se estima que África duplica su población cada 20 años y que países como Nigeria pueden tener en 20 o 25 años más habitantes que toda la Unión Europea. Con los problemas de corrupción y las desigualdades sociales que existen, es evidente que se van a seguir generando movimientos migratorios masivos. Va a ir a muchísimo más; hay que ser conscientes de ello. Hay quien piensa que el tema de la inmigración se puede solucionar con dinero, y no es así, porque teniendo en cuenta los niveles de corrupción que hay en buena parte de esos países, el dinero va a las elites y no llega jamás al pueblo, que es el que quiere emigrar.

¿Europa se preocupa lo suficiente de su frontera sur? Canarias vivió una situación complicada en 2006 y hoy vemos lo que ocurre en el Mediterráneo?

Algunos representantes de países del centro y el norte de Europa criticaron entonces a los españoles hasta la saciedad. En cambio, cuando les ha afectado a ellos, lo que han hecho es levantar barreras o romper el acuerdo Schengen. Cada uno actúa cuando le toca el problema, pero hay países que todavía esto lo ven muy lejos, con lo cual las medidas que adoptan los países europeos con los africanos son prácticamente bilaterales. Es un problema tremendamente complejo de solventar. Solo en 2017 a España han llegado unos 20.000 inmigrantes irregulares, pero a Italia han llegado 200.000, que se unen a los 200.000 del año anterior y a los 200.000 de 2015. Eso va a tener repercusión importante en las elecciones en Italia.

En España no se ha explotado políticamente la xenofobia. ¿Es una cuestión cultural?

Sí, nuestro país es un cruce de culturas, un país mucho más tolerante y mucho más respetuoso con la diversidad que lo que nosotros mismos nos creemos. En general, los españoles tenemos una gran conciencia social, algo que no tienen otros países europeos.

¿El terrorismo yihadista es el principal problema del mundo o solo de nuestro mundo?

No me gusta la expresión terrorismo global porque creo que es mentira. La expresión la inventó Estados Unidos en el verano de 2014, cuando asesinaron a su periodista James Foley. Pero no es así. Solo hay que ver los problemas que hay en Iberoamérica. Países como Venezuela, con 50.000 muertos por violencia callejera, o México, donde hay asesinato de periodistas todos los días. Si vas a Honduras o Guatemala y les hablas del terrorismo yihadista, con el problema que tienen con las maras, probablemente no sepan ni lo que es. No sabrán ni si Estado Islámico es un estado que está dentro de Naciones Unidas. No les preocupa, pero es que ocurre hasta dentro de Europa. En Eslovaquia, el porcentaje de musulmanes es del 0,05%. Los yihadistas son una pequeña parte dentro de los musulmanes, pero si hay tres no puede haber ninguno, con lo que tampoco les afecta. El terrorismo global no es un problema existencial; es un fenómeno que si se aborda con la suficiente inteligencia no va a acabar con ninguna sociedad europea. Me preocupan mucho más los problemas de degradación medioambiental y todo lo que hemos hablado de la demografía.

El cambio climático ya se siente con fuerza en África. Ciudad del Cabo puede ser la primera ciudad en quedarse sin agua.

Sí, puede ser la primera ciudad donde haya un conflicto social armado violento en muy pocos días si no se soluciona el problema del agua. Sirve para que veamos la importancia que puede tener el cambio climático. A ello hay que unir el crecimiento demográfico y una urbanización desmesurada en grandes ciudades, que en muchos casos no tienen capacidad ni de proporcionar el 20% de los recursos sociales a sus ciudadanos, y eso significa revolución.

En las guerras del futuro, ahora que la coacción se puede ejercer de muchas más formas, ¿qué peso va a tener el armamento?

Ya estamos en guerra. Hay una guerra económica y una guerra mediática, y se libra no solo en el espacio físico, sino en el ciberespacio, que se ha convertido en un campo de batalla preferencial en el que luchan todas las superpotencias.

A pesar de su radiografía del mundo, dedica el libro a quienes intentan cada día cambiar la realidad. ¿Queda gente así?

Me encuentro con más gente de la que pudiéramos pensar que tiene esa vocación desinteresada. El libro crea desasosiego, pero también quiero que genere esperanza. Igual que en democracia se nos ha dado el derecho y la responsabilidad de controlar la política, en un mundo globalizado los ciudadanos tenemos el derecho y la responsabilidad de controlar la geopolítica. Hay cosas que no se pueden seguir haciendo. Lo de Siria, con medio millón de muertos y 11 millones de desplazados, es algo demencial. Es como si en España hubiera ahora 25 millones de personas sin hogar. Creo que tenemos que sabernos plantar.