El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, ha reiterado el martes su deseo de poner fin al aborto legal, práctica que lleva consagrada en el país norteamericano desde 1973. "Si hacemos todo lo que está en nuestras manos, podemos restituir, otra vez y en nuestro tiempo, la santidad de la vida en la ley estadounidense", ha destacado Pence durante un acto en Nashville (Tennessee), organizado por una organización antiabortista.

"En lo mas profundo de mi corazón, sé que esta será la generación que restaurará la vida en Estados Unidos", ha añadido el ''número dos'' en la Casa Blanca. El vicepresidente estadounidense encabezó la "Marcha por la Vida" -que recorre Washington desde hace 45 años.

Durante ese acto, Pence llegó a definir a Donald Trump como el "presidente más pro-vida" de la historia del país. Y es que, el propio mandatario creó un grupo dentro de su Gobierno para la defensa de aquellos doctores que se negaran a practicar abortos alegando motivos religiosos. Además, ha prohibido el uso de fondos públicos para la financiación de organizaciones abortistas en el extranjero nada más llegar a la Casa Blanca.

Sin embargo, fiel a la contradicción que persigue la figura del excéntrico millonario, Trump hizo unas manifestaciones públicas en 1999 a favor de apoyar el derecho al aborto. En la cadena NBC dijo entonces que se oponía a cualquier prohibición que restringiera el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

Desde que se sumara a las filas republicanas y diseñara su campaña electoral como candidato a la Presidencia, Trump ha cambiado su discurso y desde entonces ha enarbolado la bandera antiabortista. Durante la pasada "Marcha por la Vida", que tuvo lugar el pasado 19 de enero, el presidente participó en la concentración a través de una videoconferencia.

Si las intenciones de Pence tienen un recorrido legal más allá de una declaración de intenciones es algo que falta aún por determinar. Sin embargo, se trata de una nueva señal hacia la intención de la administración Trump de prohibir el aborto legal.

El Tribunal Supremo de EE.UU. legalizó el aborto en 1973 al declarar inconstitucional cualquier interferencia del Estado en la decisión de la mujer sobre el embarazo. No obstante, en los últimos años varios estados obstaculizaron el acceso al aborto al promulgar restricciones amparadas en los derechos religiosos.

PROYECTO DE LEY RETRICTIVO EN MISSISSIPPI

En este sentido, el martes, la Comisión de Sanidad Pública y Bienestar del Senado del estado de Mississippi ha aprobado un proyecto de ley que prohíbe el abordo después de las 15 semanas de gestación, una medida que, de ser aprobada por cámara al completo, situaría al estado entre los más restrictivos del país. La legislación está ahora en manos del Senado, que decidirá si le da el visto bueno definitivo, según ha explicado el vicegobernador de Misisipi, Tate Reeves, en un comunicado.

La ley vigente hasta el momento permite la realización de esta práctica hasta la semana número 20. La votación tendrá lugar el 7 de marzo en una cámara que se encuentra liderada por los republicanos. La Cámara de Representantes ya la aprobó a principios de febrero. "Aprecio el trabajo de la comisión y estoy deseando que nuestro estado lidere el camino hacia la protección de las vidas de los niños nonatos", ha aseverado Reeves.

El gobernador republicano Phil Bryant ha indicado al portal Mississippi Today que está dispuesto a firmar la medida si la Cámara Alta la aprueba. La legislación incluye una excepción en caso de que el feto presente una serie de anomalías o en caso de que la vida de la madre se encuentre en peligro. Los gestos de Trump y Pence, unidos a los movimientos legales de algunos de los estados más conservadores de EEUU, hacen prever la posibilidad de que el Gobierno impulse una ley que prohíba o restrinja muy significativa la Ley del aborto que impera en el país desde hace más de 45 años.