El policía británico intoxicado con un agente nervioso en Salisbury, centro de Inglaterra, ha mejorado pero el exespía ruso Sergei Skripal y su hija, Julia, víctimas de un intento de asesinato, siguen "graves", informó hoy la ministra de Interior, Amber Rudd.

En unas declaraciones a la cadena ITV, Rudd dijo que el policía, cuya identidad no ha facilitado, ha empezado hablar y hay esperanzas de que pueda mejorar, si bien su estado es delicado.

El agente está hospitalizado en Salisbury, al igual que Skripal y su hija que fueron hallados el domingo inconscientes cerca de un centro comercial.

El policía fue el primero en atender a la pareja, pero poco después presentó síntomas de intoxicación y debió ser hospitalizado.

El padre y la hija "están aún muy graves", dijo la ministra, y resaltó que tiene más esperanza por el estado del policía, si bien recalcó que hay que tener en cuenta la gravedad de la situación porque se ha utilizado en el ataque un agente nervioso.

Por otro lado, el ministro británico de Defensa, Gavin Williamson, declaró hoy a la cadena ITV que es importante darle a la Policía el "espacio" y la "oportunidad" de hacer una investigación rigurosa sobre lo que ha ocurrido en Salisbury.

La Policía confirmó ayer que se utilizó un agente nervioso en el ataque y que investiga para determinar su origen.

Skripal, doble agente al haber colaborado para el servicio de espionaje británico MI6, vivía refugiado en Salisbury donde llevaba una vida aparentemente muy tranquila.

Este exespía, según los medios, fue un antiguo coronel del espionaje militar de Rusia, condenado en 2006 a 13 años de prisión por alta traición tras ser procesado por haber colaborado durante años con el MI6.

En 2010 salió de Rusia en un intercambio de espías rusos acordado con Estados Unidos, canje que tuvo lugar en Viena, y fue llevado al Reino Unido.