Mike Pompeo, designado hoy como nuevo secretario de Estado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, liderará las relaciones internacionales del país con la mirada ultraconservadora que le caracteriza y una forma de pensar "similar" al mandatario.

"Con Mike Pompeo tenemos una forma de pensar similar. Tiene una tremenda energía, un tremendo intelecto; siempre estamos en la misma onda", dijo hoy Trump minutos después de anunciar por Twitter el cese de Tillerson y la consecuente llegada de Pompeo.

Durante sus catorce meses como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Pompeo fue criticado, especialmente por la oposición demócrata, por dejar que su lealtad a la Casa Blanca interfiriera con su labor como líder de la agencia de inteligencia más importante del mundo.

Esta afinidad con el presidente ha hecho que Trump se decantara por él para sustituir al hasta hoy secretario de Estado, Rex Tillerson, con quien existieron desavenencias en diferentes situaciones primordiales para Estados Unidos, como el acuerdo nuclear con Irán o las relaciones con Catar, entre otras.

Por su parte, y tras hacerse pública su nominación, Pompeo resaltó que el liderazgo de Trump "ha hecho que Estados Unidos esté más seguro" ahora que en los años previos a su llegada al Despacho Oval.

Tal es la simpatía entre ambos que, en medio de la polémica sobre la injerencia rusa en las pasadas elecciones, Pompeo se llegó a reunir a petición de Trump con un antiguo funcionario de inteligencia, William Binney, que defiende una teoría conspirativa sobre el papel del Partido Demócrata en la presunta interferencia de Moscú.

Además, el hasta ahora director de la CIA ha reiterado en varias ocasiones que el Kremlin volverá a intentar adulterar futuras elecciones, al igual que, según su opinión, hicieron en las presidenciales de 2016.

"Estoy profundamente agradecido al presidente Trump por permitirme servir como director de la CIA y por esta oportunidad de ejercer como secretario de Estado", indicó Pompeo en un comunicado enviado por la Casa Blanca.

Antes de dirigir a la agencia de inteligencia, Pompeo, de 54 años, ganó relevancia nacional como férreo crítico del islamismo radical y del papel de Hillary Clinton en relación al atentado en el consulado estadounidense de Bengasi (Libia) en 2012, dos aspectos que Trump comparte.

Formado en la Academia Militar de West Point y graduado en Derecho por la Universidad de Harvard, el futuro secretario de Estado llegó a la Cámara de Representantes en 2011 como legislador por Kansas, como parte de la ola del movimiento ultraconservador del Tea Party.

Entre 1986 y 1991, sirvió con las Fuerzas Armadas estadounidenses y estuvo destinado en Europa "patrullando el Telón de Acero antes de la Caída del Muro de Berlín", según su página web en el Congreso.

En caso de confirmarse su rol como titular de una de las carteras más importantes del Gobierno, Pompeo llevará consigo una línea "muy dura" para liderar el Departamento de Estado, según analistas.

Entre otras cuestiones, ha apoyado la decisión de Trump de mantener abierta la prisión estadounidense de Guantánamo, situada en la isla de Cuba, inaugurada por George W. Bush (2001-2009) tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos.

Asimismo, considera que Irán y el terrorismo yihadista son las principales amenazas de la seguridad nacional del país, posiciones alineadas con las del presidente.

Estas inclinaciones sugieren claramente que la visión de las relaciones internacionales de Pompeo se acerca más a los ideales de Trump que a la manera de hacer de Tillerson, lo que sin duda tendrá implicaciones de largo alcance para la política exterior de Estados Unidos.