La canciller alemana, Angela Merkel, logró hoy la reelección para un cuarto mandato, tras doce años en el poder y seis meses de férrea negociación en busca de un Gobierno estable en los que se revalidó como exponente de perseverancia y sangre fría.

La líder alemana ha tenido que salvar más obstáculos que ninguno de sus antecesores hasta conseguir la investidura, tras decidir en 2016 que iba a luchar por la reelección, de acuerdo a la norma alemana de que un canciller no rehuye voluntariamente las urnas.

En ese momento parecía relanzada como modelo de estabilidad entre líderes de comportamiento imprevisible -como el presidente de EEUU, Donald Trump-, pero la situación que se encontró tras las elecciones generales del 24 de septiembre de 2017 fue de debilidad.

Su bloque conservador obtuvo un 33 % de los votos, el segundo resultado más bajo desde 1949; los socialdemócratas se hundieron en su mínimo histórico, un 20,5 %, y la ultraderecha entró en el Bundestag, por primera vez desde los años 50, con un 12,6 %.

A la "mutti" ("mamá") de la nación, como se había apodado a la mujer más poderosa del mundo, parecía haberla abandonado su proverbial popularidad, tras una campaña electoral salpicada por los abucheos furiosos de la ultraderecha en cada uno de sus mítines.

Su principal rival en los comicios de septiembre, Martin Schulz, tiró la toalla en febrero, una vez logrado el pacto de coalición, al renunciar tanto a seguir al frente del Partido Socialdemócrata (SPD) como a ser el nuevo ministro de Exteriores.

Merkel, en cambio, superó uno tras otro todos los obstáculos, con su estilo característico de imponerse sin estridencias, pero convencida de que nada la apartará de su camino.

Primero encajó sin mayores reproches el fracaso de un primer intento de coalición con los verdes y los liberales, y finalmente superó la consulta convocada entre el casi medio millón de militantes del SPD, pese al fuerte rechazo interno a otra gran coalición.

Los últimos seis meses han demostrado de nuevo su personalidad, evidenciada ya a lo largo de una atípica carrera política que la llevó en 2005 a convertirse en la primera mujer y el primer político crecido en el este alemán al frente de la Cancillería.

Angela Dorothea Kasner, el nombre con el que vino al mundo en 1954, en Hamburgo, creció en una parroquia de pueblo de la ahora extinta República Democrática Alemana (RDA), donde su padre ejercía como pastor protestante.

Su padre era un izquierdista convencido que eligió ese destino en el este, mientras que ella -quien fue secretaria de propaganda de las juventudes comunistas en la Academia de Ciencias de Berlín- no hizo carrera política hasta después de la caída del muro, en 1989.

Debe el apellido Merkel a un matrimonio fugaz con un compañero de estudios, Ulrich Merkel, con quien se casó a los 23 años.

Unos años después conoció a quien sigue siendo su marido, Joachim Sauer -por entonces casado y con dos hijos-, asesor de su tesis doctoral en Física e inmerso como ella en el ámbito científico, con quien convivió unos años hasta casarse, ya entrados los 90.

Poco antes de la caída del muro de Berlín empezó a contactar con grupos disidentes y en febrero de 1990 ingresó en la Unión Cristianodemócrata (CDU).

Dos años después, tras las primeras elecciones de la Alemania reunificada, el entonces canciller Helmut Kohl convirtió a quien para él era "la muchachita del este" en ministra de la Mujer y la Juventud, ansioso de incluir en su equipo a talentos del este.

Alcanzó la secretaría general del partido, pero el impulso definitivo a su carrera le llegó en 1999, poco después de la derrota electoral de Kohl, cuando éste se vio envuelto en el escándalo de la financiación irregular del partido.

Llamó a sus filas a "emanciparse" de Kohl con un artículo publicado en el diario conservador "Frankfurter Allgemeine" y tomó las riendas de la CDU en el 2000, en un momento en que sus barones prefirieron esperar a que se calmaran las aguas.

En 2005 alcanzó la Cancillería, tras imponerse en las urnas por la mínima ventaja al animal político teóricamente superior que era el entonces canciller, el socialdemócrata Gerhard Schröder.

Derrotó a otros tres rivales socialdemócratas: Frank-Walter Steinmeier, en 2009; Peer Steinbrück, en 2013, y Schulz, en 2017.

En dos de esas legislaturas gobernó en gran coalición -la primera y la tercera-, mientras que en la segunda lo hizo con los liberales.

En el camino hacia la reelección ha encarrilado su sucesión al frente de la CDU con la elección como secretaria general de Annegret Kramp-Karrenbauer, la "mini-Merkel", como se la apoda en Alemania.

De culminar la actual legislatura, habrá igualado el récord de permanencia en el poder en Alemania de Kohl, quien estuvo 16 años en la Cancillería (1982-1998).