El abrupto relevo en la Secretaria de Estado de EEUU generó hoy incertidumbre en Corea del Sur y Japón por los efectos que esta decisión pueda tener en la crucial cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un prevista para mayo.

Los Gobiernos de Seúl y Tokio expresaron hoy su deseo de que el cambio del jefe de la diplomacia estadounidense no afecte al encuentro y no altere la vía de diálogo abierta con Pyongyang en la que los tres países se han implicado.

Mientras, los expertos señalaron que aunque Trump se podría estar alejando de la diplomacia tradicional, al mismo tiempo el nombramiento podría dar más coherencia a la política exterior estadounidense y lanzar un mensaje más claro de cara a la cumbre.

La canciller surcoreana, Kang Kyung-wha, dijo entre cierta perplejidad que espera que la coordinación entre Washington y Seúl, aliados cercanos, siga siendo "estrecha" tras la sustitución de Rex Tillerson por el director de la CIA, Mike Pompeo.

Kang, que admitió que se trata de un "cambio repentino", comentó que el relevo podría obligarle ahora a "reajustar la agenda", puesto que la titular de Exteriores surcoreana vuela mañana a Washington, donde tenía prevista una reunión el viernes con el propio Tillerson.

Ambos iban a tratar los preparativos para la cumbre entre Trump y Kim -en la que Seúl ha jugado un papel clave como mediador- en un encuentro en el que previsiblemente participará ahora el número dos de la Secretaría, John Sullivan, al que Tillerson ha cedido sus funciones hasta que Pompeo sea ratificado por el Senado en abril.

En cualquier caso, el encargado de Seúl para las negociaciones nucleares con Corea del Norte, Lee Do-hoon, despegó hoy de Seúl rumbo a la capital estadounidense para comenzar a coordinar con funcionarios estadounidenses este encuentro entre responsables de Exteriores.

Pero incluso Lee carece ahora mismo de un interlocutor equivalente después de que su homólogo estadounidense, Joseph Yun, decidiera dejar el cargo a principios de mes "por motivos personales".

Yun, diplomático de carrera con una sólida experiencia en Asia, fue el año pasado, en pleno frenesí de pruebas armamentísticas norcoreanas y cruces de amenazas entre Trump y el régimen norcoreano, una figura clave para evitar que la crisis pasara a mayores.

Él fue el principal interlocutor de Washington a través del llamado "Canal de Nueva York", para el que Yun y los enviados norcoreanos en Naciones Unidas han supuesto durante meses el único eslabón entre EEUU y el aislado país estalinista.

Tokio, por su parte, fue hoy un poco más directo a la hora de expresar su desconcierto con respecto al recambio en el Gabinete Trump, ya que el canciller nipón, Taro Kono, lo calificó de "muy lamentable" y mostró su deseo de que Washington "no se desvíe de la línea marcada en las políticas sobre Corea del Norte".

Los expertos coincidieron hoy en señalar que con el cambio de Tillerson por Pompeo, Trump quiere que las posturas que transmita a partir de ahora la Secretaría de Estado resulten inequívocas, al contrario de lo que ha venido sucediendo desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017.

Los continuos roces y desavenencias de Trump y Tillerson quedaron patentes en la gestión de la crisis norcoreana.

El último de ellos se escenificó la pasada semana, cuando el presidente de EEUU aceptó la invitación para reunirse con Kim sin prácticamente consultarlo con nadie apenas horas después de que Tillerson asegurara que Washington estaba "lejos" de cualquier negociación con Pyongyang.

El mensaje que transmita el presidente de EEUU, que ha subrayado su total sintonía con Pompeo, en la cumbre con Kim ganaría consistencia con el cambio, y muchos expertos ven que puede ser positivo porque aportaría credibilidad a la hora de exhibir un perfil duro y coherente con la política de presión y sanciones.

Por otro lado, el relevo no viene si no a cimentar la idea del desdén que el presidente estadounidense -que sigue sin tener embajador en Seúl- parece mostrar por la diplomacia tradicional, puesto que incluso Tillerson, pese a venir del sector privado, había mostrado su inclinación a trabajar desde la ortodoxia.

El equipo de "halcones" encabezado por Trump, Pompeo y el consejero de Seguridad Nacional, H.R. McMaster, parece más dispuesto a jugar la carta bélica si fracasara el diálogo con Pyongyang.

"Con Tillerson fuera y Pompeo en el cargo, se podría decir que la opción de un ataque preventivo si fracasa ''esta cosa diplomática'' tiene más defensores", señaló Bruce Klingner, experto en Asia Oriental de la Fundación Heritage, en declaraciones recogidas por la agencia Yonhap.