El líder laborista británico, Jeremy Corbyn, ha defendido su negativa a culpar abiertamente a Rusia sobre el caso del envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal al insistir en que el Gobierno debe evitar "juicios apresurados".

El líder del primer partido de la oposición británica escribió un artículo publicado hoy en el rotativo "The Guardian", en el que se muestra a favor de evitar caer en una "nueva Guerra Fría" con Rusia.

Corbyn ha sido criticado en los últimos días por otros políticos, incluso de su misma formación, por su tibia respuesta a las medidas del Gobierno contra Rusia por el envenenamiento de Skripal y su hija Yulia con un agente nervioso del tipo fabricado por el Estado ruso.

El doble agente y su hija fueron hallados inconscientes el pasado día 4 cerca de un centro comercial de Salisbury, en el sur de Inglaterra, y aún están hospitalizados en estado crítico.

Desde las páginas del "Guardian", Corbyn pide a la primera ministra británica, la conservadora Theresa May, que actúe "con calma" y tenga una actitud "mesurada", después de que ésta anunciase el miércoles la expulsión de 23 diplomáticos rusos.

"Este suceso horrible exige primero de todo la investigación criminal más rigurosa y cuidadosa, llevada a cabo por nuestra Policía y nuestros servicios secretos", dice el político.

"Apresurarse antes de contar con las pruebas reunidas por la Policía, en una atmósfera parlamentaria febril, no ayuda ni a la Justicia ni a nuestra seguridad nacional", añade.

Corbyn agrega que, si Moscú no es culpable, no se debe excluir la posibilidad de que haya una "conexión" con grupos mafiosos rusos.

"Como he dicho en el Parlamento, las autoridades rusas deben rendir cuentas sobre la base de la evidencia, y nuestra respuesta debe ser decisiva y proporcionada", agrega.

Dentro del Laborismo, diecinueve diputados de esta formación manifestaron abiertamente su apoyo a la primera ministra y las medidas adoptadas ante el envenenamiento del exespía.

El jueves, en una declaración conjunta, la primera ministra, Theresa May; el presidente de EE.UU., Donald Trump, el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, condenaron el ataque y señalaron que el agente nervioso utilizado en Salisbury ha sido "la primera ofensiva" con esta sustancia contra Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Londres identificó la sustancia utilizada en Salisbury como un agente nervioso del tipo Novichok, de fabricación rusa.

Los líderes pidieron a Rusia que asuma sus "responsabilidades como miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para defender la paz y la seguridad internacionales.

El Gobierno comunicó el miércoles su decisión de expulsar a 23 diplomáticos rusos en represalia por el ataque en Salisbury y dio una semana para que estos funcionarios abandonen el Reino Unido.