Tras abandonar el Palacio del Elíseo con un histórico nivel de impopularidad y la ingratitud y el desdén de quien fuera su aprendiz, Emmanuel Macron, el expresidente socialista François Hollande se reconcilia en las librerías con los franceses, que hacen cola hasta la noche para llevarse firmado su último libro.

En la puerta de La Mascotte, emblemático bistró de estilo art déco del barrio parisino de Montmartre, una veintena de fans de Hollande espera durante hora y media la llegada de "Monsieur le Président", que acaba de publicar "Les Leçons du Pouvoir" ("Las lecciones del poder"), un repaso por su agridulce mandato.

"El Partido Socialista va a reconstruirse con la ayuda de Hollande, sin lugar a dudas. Todavía tiene mucho que decir", confíauno de sus admiradores, Philippe Deneuve, que con el libro entre manos reconoce que votó a Macron en las presidenciales de 2017 porque el socialista Benoît Hamon no era buena opción.

Como Deneuve, muchos agradecen la oportunidad de intercambiar unas palabras con un expresidente, aunque en este caso otros parecen aprovechar el encuentro para arreglar cuentas y agradecerle cara a cara las bondades de su vapuleado mandato.

"Creo que fue un gran presidente injustamente criticado por sus acciones. Enderezó una parte del país, consiguió mantener la cohesión durante los atentados e hizo una política bastante justa arreglando una parte de las cuentas del país", opina Olivier Gaval, otro simpatizante reconvertido al "macronismo".

Hollande llega a pie a "La Mascotte", rodeado por varios guardaespaldas, y se fotografía con sus admiradores que le vitorean cual estrella de rock.

Además de sus fans, vecinos y turistas curiosos se acercan al restaurante, aunque la larga cola para obtener una dedicatoria les disuade: hay que tener paciencia y un par de horas libres para sacarse un "selfie" con él.

El expresidente ha recuperado la confianza tras un "tour de Francia" que terminará el próximo 23 de junio y que, de momento, le ha dado alegrías con 120.000 ejemplares distribuidos en librerías y 50.000 vendidos hasta la fecha, según la editorial Stock, posicionado además como el tercer libro de no ficción más vendido.

En Grenoble (sureste) y Burdeos (suroeste) más de 300 personas acudieron al encuentro, donde las colas se prolongaron hasta las once y media de la noche.

De momento, Hollande descarta un regreso a la primera línea política e insiste en que su única intención con este regreso a la palestra es ofrecer una perspectiva política a la izquierda, mientras se despacha a gusto contra su sucesor.

"Hay que presidir con humanidad y desde el respeto a todos los franceses", dice a la prensa durante la firma, días después de haber acusado a Macron en una entrevista de televisión de ser "el presidente de los muy, muy ricos".

"Mi reproche es que no volviera a presentarse como candidato. Es verdad que posiblemente no hubiera salido electo pero podríamos haber hecho algo contra Macron, que no creo que sea bueno para los franceses", asegura Christophe Parotte, que se ha acercado para conseguir un ejemplar firmado a su tío y, de paso, otro para él.

En las filas, destacan militantes alejados del actual Partido Socialista (PS), jubilados y estudiantes, a la espera incluso de un consejo para el futuro: Hollande confiesa que lo que más le preguntan los jóvenes es qué carrera deberían estudiar.

Mientras el PS continúa buscando su hueco con un nuevo secretario general, Olivier Faure, el autor de "Les Leçons du Pouvoir" se ha preocupado en su libro de defender su labor. "Con críticas y lamentos, pero defenderlo", reivindica.

"No era un buen comunicador, ese fue su gran fallo", lamenta Olivier Gaval, antiguo votante.

Los nuevos líderes socialistas esperan que el revuelo de su libro pase pronto y algunos, como su exconsejero Julien Dray, le reprochan públicamente que esté haciendo ahora la campaña que debía haber hecho hace un año.

En sus encuentros, Hollande habla de la necesidad de "recuperar la esperanza", lo único que él parece no haber perdido.