La canciller alemana, Angela Merkel, reconoció hoy el "duro enfrentamiento" que ha mantenido con su ministro de Interior, Horst Seehofer, a raíz de la política migratoria y reconoció que puede haber nuevas "controversias".

En una entrevista en la televisión pública ARD, Merkel destacó que su Gobierno sigue operativo y sacando adelante los acuerdos de coalición y aseguró que "en esta ocasión" el enfrentamiento con Seehofer fue por un tema que "levanta pasiones".

No obstante, agregó que está "convencida" de que el gabinete alemán seguirá haciendo bien su trabajo "no sólo ahora, sino también en el futuro".

"No puedo prometer que no vuelva a haber controversias de nuevo sobre otros temas. Es normal en un Gobierno que consta de tres partidos", dijo la canciller.

Merkel defendió la actuación de su Ejecutivo, que echó a andar hace algo más de tres meses, tras unas complejas negociaciones que se prolongaron medio año.

"Creo que ahora, especialmente por las personas que nos han votado, debemos volver urgentemente al trabajo. Pero en los cien primeros días hemos conseguido unas cuantas cosas", aseguró la canciller, quien hizo referencia a varias medidas aprobadas en las primeras semanas del Gobierno.

Entre estas medidas destacó las subvenciones para la compra de vivienda a familias con hijos, la promoción de la vivienda social y varias reducciones en materia fiscal.

La canciller evitó contestar cuando se le preguntó por qué no había cesado a su ministro de Interior cuando este la desafió y amenazó con cerrar las fronteras a la denominada migración secundaria, esto es, los flujos migratorios dentro de la UE.

Merkel señaló tan sólo que, pese a la confrontación con Seehofer, los fundamentos de su relación política están garantizados, que las líneas básicas del Gobierno están acordadas y que, por lo tanto, el Ejecutivo está operativo.

El "acuerdo" alcanzado tras la "disputa" se basa en sus "directrices", las que consideró "importantes": "no unilateralmente, no sin acuerdo previo y no a costa de terceros".

A la pregunta de si ha pasado de ser "la canciller de los refugiados" a ser "la canciller del aislamiento", Merkel respondió con un "claro que no", pese al viraje político que ha experimentado desde el momento álgido de la crisis de los refugiados en 2015, en especial por las presiones del núcleo duro de su bloque conservador, donde su actual ministro de Interior ha desempeñado un papel clave.

"Ahí se ha de distinguir entre protección de las fronteras externas y aislamiento", agregó Merkel, que argumentó que "no se puede dejar que sean los traficantes quienes decidan quién" viaja a Europa.

A su juicio, es necesario poner en marcha "mecanismos" para que los ciudadanos de terceros países puedan ir a la UE a estudiar o trabajar.

La canciller dio, además, las primeras pinceladas de cómo funcionarán los "centros de tránsito" que ha acordado con Seehofer, unas instalaciones que se deberán levantar cerca de la frontera alemana con Austria y en donde los inmigrantes habrán de permanecer hasta que se aclare si tienen derecho a solicitar asilo en el país o pueden ser devueltos a otro Estado europeo.

Según el Acuerdo de Dublín, el país europeo por el que un inmigrante accede a la UE es el que debe encargarse de su petición de asilo y el sujeto no puede elegir en dónde demanda protección.

Merkel indicó que esos centros no pertenecerán legalmente al territorio nacional -serán como las zonas internacionales de los aeropuertos- y que los inmigrantes en ellos estarán "siempre bajo vigilancia policial", aunque no detenidos.

Además, apuntó que estas instalaciones, que tendrán zonas diferenciadas para mujeres y niños, sólo se pondrán en marcha una vez que se firmen acuerdos con los países europeos a los que corresponda devolverlos.

La canciller destacó que en estos centros se debe poder aclarar "en 48 horas" el futuro de los solicitantes de asilo, ya que la Constitución alemana no permite un período de detención más extenso.

"Si no, este procedimiento en los centros de tránsito no es posible", sentenció.