Las autoridades chinas han ordenado una inspección de todas las vacunas del país, tras el escándalo surgido por la posible adulteración de estos productos que ha puesto en duda la credibilidad del sector sanitario nacional.

En el curso de la campaña, iniciada el miércoles, equipos de inspectores investigarán el proceso completo de fabricación de vacunas de todos los productores del país, anunció la Administración Estatal de Fármacos.

La inspección llega tras el escándalo que ha implicado a la farmacéutica china Changsheng Biotech, acusada de falsear los datos en 113.000 vacunas liofilizadas contra la rabia de uso humano.

Ya en octubre del año pasado, la firma fue multada con 500.000 dólares por la pobre efectividad de otras 250.000 vacunas contra la difteria, la tosferina y el tétanos, lo que obligó a las autoridades a llevar a cabo una masiva retirada de estos productos y reinocular la vacuna a más de 200.000 niños.

La sede central de Changsheng, en la ciudad de Changchun (noreste), fue inspeccionada sin aviso previo del 6 al 8 de julio, tras la denuncia de un empleado anónimo sobre sus prácticas a través de la red social WeChat (similar a Twitter) que mencionaba estas irregularidades.

La denuncia, que fue rápidamente borrada por la censura sin que esto frenara el escándalo, hablaba además de décadas de prácticas ilegales en el seno de esa firma y de irregularidades en la producción de otros medicamentos de prevención de enfermedades como hepatitis B o varicela.

La presidenta de la firma, Gao Junfang, y otros 14 directivos de Changsheng Biotech han sido detenidos por el escándalo, mientras que hoy se anunció un proceso judicial por posible corrupción y sobornos contra Cui Honghai, antiguo director de la administración de fármacos de la provincia de Jilin, donde está radicada la firma.

El escándalo sigue a otros similares sobre adulteración de vacunas en el gigante asiático y ha vuelto a generar dudas y protestas entre los consumidores.

En las redes sociales, padres furiosos como Yi Zhi señalaron que mientras el Gobierno chino alienta ahora a las familias a tener un segundo niño, hay compañías que intentan hacer negocios ilegales con ello, por lo que "nadie se va a atrever a tener hijos".

El escándalo ha llevado al presidente chino, Xi Jinping, a calificar las ilegalidades de Changsheng Biotech de "espantosas y terribles", mientras ordenaba una profunda investigación del caso.

El diario oficialista Global Times, ligado al Partido Comunista, advirtió esta semana de que el caso "puede llevar al país al caos y crear grave incertidumbre", y la prensa independiente recordó que casos similares de fármacos adulterados causaron que muchos padres llevaran a sus niños fuera del país para distintos tratamientos.

Muchos acudieron a Hong Kong y Macao, donde llegó a haber problemas de abastecimiento de vacunas, por lo que algunos centros médicos de esos territorios autónomos, con sistemas de sanidad independientes del resto de China, han comenzado a prepararse para posibles avalanchas de pacientes de la parte continental.

Uno de los escándalos que desató estas olas de desconfianza se produjo en marzo de 2016, cuando las autoridades chinas desarticularon una red que comerciaba ilegalmente con vacunas desde 2011 y en la que estaban implicados 16 centros de vacunación, lo que llevó a la retirada de dos millones de dosis.

Esas vacunas no eran transportadas en las condiciones necesarias, especialmente en lo relativo a la refrigeración permanente, por lo que las autoridades advertían de que podían causar discapacidad e incluso la muerte.

Muchos internautas chinos señalaron en redes sociales que no se fían desde hace tiempo de muchos productos dirigidos a los niños, desde las vacunas a las leche infantil, en este último caso, a raíz de un escándalo por contaminación de este alimento con melamina que causó seis muertos y 300.000 afectados en 2008.

En respuesta a las críticas y la incertidumbre, el Centro de Prevención y Control de las Enfermedades de China ha recordado los grandes avances en la lucha contra las enfermedades contagiosas, gracias a los programas nacionales de vacunación.

Los casos de sarampión, por ejemplo, han caído desde los nueve millones anuales a mediados del siglo XX a menos de 6.000 en 2017, mientras que la meningitis que llegó a afectar a tres millones de personas en los años 60 del siglo pasado, se han reducido a tan sólo 200 casos el pasado año.