Michael Cohen es un controvertido abogado que durante más de una década dijo que lo daría todo por el ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y que hoy decidió declararse culpable de diversos cargos por acciones vinculadas al magnate ante la asfixia del FBI.

"Soy el tipo que recibiría una bala por el presidente", aseguró el propio Cohen en una entrevista para Vanity Fair en septiembre de 2017, esbozando un concepto de lealtad que parece haber cambiado.

"Para ser absolutamente claro, (...) mi familia y mi país tienen mi principal lealtad", dijo al canal televisivo ABC hace unas semanas.

Este martes, Cohen formalizó un acuerdo con las autoridades para declararse culpable de distintos delitos de fraude y de violación de finanzas de campaña electoral, relacionados con sus propias finanzas y con acuerdos alcanzados con mujeres para acallar supuestas relaciones extramatrimoniales de Trump.

Esa decisión de Cohen, atosigado por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) por su actuación ante los escándalos del ahora presidente, supone un duro golpe para Trump, que ve cómo personas de su círculo se están viendo cercadas por investigaciones criminales, pero no garantiza que el abogado vaya a cooperar con la Justicia.

Apodado el "pitbull" del magnate, Cohen ha estado vinculado a Trump desde 2007, cuando inició su periplo en la Organización Trump como alto cargo y se convirtió en su asesor legal personal, puesto en el que su compromiso excedía las prácticas que normalmente se esperarían de un abogado.

"Si haces algo mal (contra Trump), voy a ir a por ti, te cogeré del cuello y no te dejaré ir hasta que haya terminado", llegó a decir en una entrevista con el canal ABC.

Según el perfil de la plataforma Linkedin de Cohen, este estuvo ligado al magnate durante más de 11 años hasta el pasado junio, fecha en la que el presidente aseguró que ya no era su abogado personal, aunque reconoció que siempre le "gustó".

Durante todo ese tiempo, Cohen ha sido el fiel escudero de Trump, su hombre para todo, y ha protagonizado titulares que incluían amenazas, acoso verbal y pagos de miles de dólares para silenciar acusaciones y "proteger" al ahora mandatario.

En los últimos meses, medios locales ya habían apuntado que el letrado estaba considerando colaborar con las autoridades en caso de enfrentarse a cargos penales, algo que también parece extraerse del cambio de discurso sobre su lealtad hacia Trump.

El FBI registró el 9 de abril la oficina de Cohen en Nueva York y confiscó documentos relacionados con distintos asuntos, entre ellos los supuestos pagos de hasta 130.000 dólares que hizo a la actriz porno Stormy Daniels para que guardara silencio sobre la relación que supuestamente mantuvo con el actual mandatario.

Este martes, Cohen reconoció que este tipo de pagos, con los que violó las normas de financiación de campañas electorales, los hizo "a petición del candidato", es decir, de Trump.

Cohen, de 52 años, estudió en la Universidad Americana en Washington, y en la Escuela de Derecho Thomas M. Cooley en el estado de Michigan, un centro que ha sido tachado como poco selectivo.

El atípico personaje ejerce de abogado desde 1992 y en 2003 aspiró a ser concejal en el Ayuntamiento de Nueva York como candidato conservador, aunque finalmente no lo logró.

En mayo, medios locales informaron de que el letrado recibió 500.000 dólares de oligarcas rusos poco después de las elecciones presidenciales de 2016.

Desde poco antes de los comicios, también ingresó 4,4 millones de dólares, incluyendo unos 400.000 del gigante farmacéutico suizo Novartis, 200.000 de la empresa de telecomunicaciones AT&T y 150.000 de la compañía estatal aeroespacial surcoreana Korea Aerospace Industries.

Ya este lunes, varios medios recogieron que los investigadores estaban examinando más de 20 millones de dólares en préstamos obtenidos supuestamente de forma irregular por Cohen y las compañías de taxis de su familia.

Ahora que Cohen ha reconocido ser culpable de delitos correspondientes a medidas que tomó para proteger a Trump, habrá que esperar para ver si esto desemboca en cooperación con las autoridades, algo que por ahora no se ha incluido y que sin duda podría aportar luz en torno a la figura del presidente.